[Por: Eduardo de la Serna] 

Hoy tuve un día de gracia y, por lo tanto, sanador. Pude, por fin, encontrarme con dos compañeras del colectivo “Historias Desobedientes” (ver http://historiasdesobedientes.com/). Hacía mucho había oído hablar de ellxs, y los vi, por primera vez en la primera marcha por Santiago Maldonado. Luego en la marcha del 24 de marzo, esta vez un poco más de cerca, pero no lo suficiente como para llegar a ellxs y abrazarlxs. Pero esta vez, en la marcha del 9 de Julio (fiesta P/Matria) pude acercarme y charlar brevemente (eran unas 4 o 5, alguna luciendo su pañuelo verde). Después que hablamos les manifesté mi deseo de conocerlxs un poco más y finalmente hoy pude concretar el encuentro con los mates prometidos. Eran sólo dos, pero yo no pretendía algo institucional. En lo personal creo que el “proceso” (perdón por la palabra, pero creo que -deconstruida- es la adecuada en su caso) que ellxs han vivido es notablemente sanador. No sólo para cada una y uno de ellxs, que cada quién tendrá su historia, su vida y dolores, sus caminos, su “historia desobediente”, en suma. Sanador para una sociedad, quiero decir...

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