[Por: Wolfgang F. Rothe | Maria 2.0 | Traducción: Mauro Nicolás Guerrero]

Cualquiera que se comprometa en la lucha contra la homofobia o defienda la bendición de parejas homosexuales, tarde o temprano deberá enfrentarse a la recriminación de los autoproclamados guardianes de la fe y apóstoles de la moral por atentar contra una enseñanza “inequívoca” de la Biblia: la homosexualidad es una abominación de Dios, es una violación contra el orden de la creación, es un pecado grave. Para esto se remite siempre a los mismos pasajes de la Biblia en los cuales supuestamente se condena la homosexualidad. Hay exactamente siete de esos pasajes; solo siete. Por lo tanto, el tema juega solo un papel menor en la Biblia –si es que tiene alguno–. Además, la Biblia no es un manual de teología moral, sino una recopilación de textos en los cuales se reflejan las preguntas y el saber de las personas que los redactaron. Para comprender correctamente los textos bíblicos se debe conocer y considerar el contexto histórico y cultural en el cual surgieron. Quien, por el contrario, arranca los textos bíblicos de su contexto originario y los coloca en un contexto nuevo, ajeno a ellos, los tergiversa. Esto se aplica también y especialmente a los pocos textos que aparentemente se refieren a la homosexualidad. En realidad, en esos pasajes no se trata para nada de la homosexualidad, ni de la inclinación homosexual, ni del amor homosexual o de la pareja homosexual, sino de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Que no es lo mismo…

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Imagen: https://theobjective.com/elsubjetivo/zibaldone/2021-02-13/la-biblia-y-los-escritores/