09 de Marzo de 2021
[Por: Diego Pereira Ríos]
Desde el ejemplo de los profetas
Los profetas de Israel logran marcar un camino por el cual todos los que queramos ser fieles al proyecto del Dios liberador, deberemos transitar. Por un lado, porque la realidad de injusticia en la que nos encontramos en este siglo XXI no sólo no es similar a la suya, sino que incluso puede ser peor. Y por otro lado, porque la voz y el clamor de las víctimas se escuchan de tal manera que se nos hace imposible ignorarlas. Aun así, en una situación de tanta injusticia y de gritos de desesperación por tanto sufrimiento, sabemos que hay quienes intentan acallar sus voces para que no sean oídas. Al igual que hoy, los líderes del pueblo de Israel hicieron oídos sordos a los reclamos de las víctimas que sufrían por los intereses egoístas y caprichos de gobernantes que llegaron a ese lugar con otro fin. Cuidar al pueblo era su deber y al no hacerlo, los profetas aparecen defendiendo al pueblo, pero también recordándoles su responsabilidad.
En un contexto de opresión y olvido de Dios, fue imprescindible la tarea de los profetas de recordar continuamente el núcleo de la fe de Israel. Por eso encontraremos textos, como afirma de Sivatte, “en los que se repite una serie de acontecimientos que aparecen fundamentales en la conciencia creyente de Israel”, más allá que aparentemente sea un hecho de menor importancia. Lo importante era lograr que el pueblo liberado una vez con la ayuda de Yahvé, no olvidara ese momento clave que dio el fundamento para la conformación de su historia, su tradición y de su personalidad como pueblo. Por eso el llamado de Moisés como el puntapié inicial del camino que Yahvé iría a recorrer con su pueblo (Éx 3, 1-15) será la materia que contendrá el mensaje de los profetas. Con ello “La salida de Egipto, el ingreso a la tierra y la constitución del pueblo de la alianza, es decir, alternativo, se convierte en la experiencia más importante de todos esos grupos”. Es importante recalcar que esta experiencia se en funda en “la presencia actuante y liberadora de Dios que estuvo mediada por -o aconteció en- la experiencia de la injusticia que sufrían los hebreos, vivida por Moisés y rememorada después por Israel”.
Lo que impacta de la misión de los profetas es el carácter social del cual parte su denuncia para poder demostrar la ausencia de Dios en la vida de Israel, o de la ignorancia que impide reconocerlo en medio de su pueblo. Por eso, con gran conocimiento de la Ley lograron partir de los problemas concretos que atravesaban en relación a la justicia. Está no solo debía controlar las relaciones de convivencia sino sobre todo las relaciones económicas: el comercio, la situación de esclavitud por deudas, el latifundio, el salario injusto, los tributos, los préstamos; pero también denuncian la inocencia en casos de asesinato, la injusta pobreza de muchos ante la riqueza de otros. En esto demuestran una gran conciencia de que Dios debe hacerse presente en la vida cotidiana de su pueblo. No hablan de un Dios lejano en el pasado, sino que proclaman que la justicia de Dios debe revelarse en la convivencia justa entre sus hijos. Su mensaje entonces “está ligado a su tiempo, en el sentido de que surge de los signos de una época y una situación concretas, y se dirige a personas determinadas que viven en esa época y en ese lugar”.
Pero ante la injusticia que marca la diferencia humana, lo diferente de Dios no es reconocido por su diferencia. Si lo distintivo humano es lo injusto, Dios es reconocido por su ausencia. Pero “para los profetas de Israel dios es muy diferente de ese diferente. Es un Dios vivo. Nos abandona y nos busca. Él, precisamente él, es quien nos mete en el infierno y quien nos saca de allí. Por eso hay realmente un tiempo en que no se encuentra a Dios y no se ve respuesta alguna”. Y retomando las imágenes de las relaciones humanas, Jeremías “habla, lo mismo que lo había hecho Oseas, del abandono de Yahvé por Baal, después de la entrada en el rico país de Canaán”. Con ello apostará a dar a entender la infidelidad del pueblo que debe arrepentirse y volver a Dios que lo espera para volver a amarlo. En el caso de Ezequiel “es la santidad y majestad de Yahvé la que mueve a éste a llevar adelante la historia de este pueblo, para que siga siendo signo y manifestación de su nombre”. Con ello se muestra la continua apuesta de Dios en volver a confiar en su pueblo, siendo él mismo la fortaleza de su fidelidad.
Buscar la sabiduría al lado del pueblo pobre
Luego de mirar brevemente la experiencia de los profetas queremos concientizar la exigencia de lograr aprender desde la sabiduría del pueblo pobre que hoy nos exige actitudes proféticas de denuncia y de un anuncio esperanzador de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Con ello –insisto- no basta la lectura de la realidad o el estudio de las condiciones de posibilidad de un anuncio de corte kerygmático, sino que la exigencia del teólogo implica estar dentro de la realidad, al lado del pobre que busca justicia. Por eso será necesario partir de una clara opción por lo pobres que tiene un sólido fundamento bíblico: “recorre la Biblia entera y constituye la trama profunda, la estructura histórico-religiosa, primero de Israel y, después, del evangelio de Jesús y de la Iglesia profética posterior”. Esta opción nos lleva a concientizar en la propia vida nuestra propia situación de opresión a la cual estamos sometidos en el mundo dominado por el capitalismo neoliberal, que esclaviza y condena a millones a la vivir en la pobreza.
Este neoliberalismo intenta convencer que no es posible otra alternativa, y lo hace a modo de una ley que no se puede desobedecer. Esto lleva a muchos hermanos nuestros a no ver un futuro esperanzador por no lograr desarrollar estrategias que colaboren en una superación histórica de esta situación. En todos los aspectos de vida social, incluso en las ofertas académicas de las mejores universidades, “se nos presenta la economía de mercado como el mejor de los mundos posibles [donde] se reduce al ser humano a ser capital humano”. Pero incluso, podríamos decir que es una mirada miope de la realidad. Pues, si miramos la organización de los pobres en tiempo de pandemia por el Covid-19, esta lectura puede ser equívoca. Fueron ellos los iniciadores de las ollas populares que en muchos barrios de nuestra Latinoamérica lograron organizar la solidaridad para responder a una necesidad concreta del pueblo. Los pobres son capaces de compartir aquello poquito que tienen para poder ayudar y con ello, logran ser un signo que puede despertar la conciencia del resto de la sociedad.
Baste este ejemplo para demostrar una sabiduría que ya existe en el mundo del pobre y que es ignorada por el sistema, sobre todo por la propaganda que empuja a vivir un estilo de vida capitalista. Por ello nosotros, estudiantes de teología que queremos servir al pueblo, debemos estar allí, a su lado para aprender con ellos y darnos cuenta de todo lo que debemos desaprender. Desde esa experiencia de sufrimiento pedir la inteligencia de la fe para comprender su complejidad y dureza, pero también para entender que “la fe ve todo aquello, pero se niega a absolutizar los datos de la realidad, pues vive en la espera de lo nuevo”. Al igual que los profetas de Israel que radicalizan la opción por los pobres y la extienden a todas las esferas de la vida, deberemos “observar, mirar, ver el mundo de los pobres y la pobreza con los ojos de los pobres y descubrir, desde ahí, la necesidad de su transformación y la urgencia de su liberación”. Sólo así seremos fieles al Dios liberador de los profetas y al Dios de Jesús.
NOTAS
[i]de Sivatte, Rafael, Dios camina con los pobres, UCA Editores, El Salvador, 2003, p.38.
[ii]de Sivatte, Rafael, “Las tradiciones proféticas y el proyecto de liberación”, Revista Latinoamericana de Teología, n° 101 (2017), p. 121.
[iii]Cormenzana, Vitoria,Una teología arrodillada e indignada: Al servicio de la fe y la justicia, Sal Terrae, Santander, 2013, p. 50.
[iv]Cfr. Sicre, José, Con los Pobres de la Tierra: la justicia social en los profetas de Israel,Cristiandad, Madrid, 1984, pp. 444-447.
[v]Nolan, Albert, Esperanza en una época de desesperanza, Sal Terrae, Santander, 2010, p. 115.
[vi]Moltmann, Jürgen, El lenguaje de la liberación, Sígueme, Salamanca, 1974, p. 17.
[vii]Zimmerli, Walther, La Ley y los profetas, Sígueme, Salamanca, 1980, p. 157.
[viii]Ibidem, p. 168.
[ix]Tamayo-Acosta, Juan J., Hacia la Comunidad, I. La marginación, lugar social de los cristianos, Trotta, Madrid, 1995, p. 19.
[x]Hinkelammert, Franz, Totalitarismo del Mercado. El mercado capitalista como ser supremo, Akal, Ciudad de México, 2018, p. 98-99.
[xi]Castro, Emilio, Realidad y fe, Tierra Nueva, Montevideo, 1972, p. 69.
[xii]Tamayo-Acosta, Juan J., Ibidem, p. 20.
*Imagen tomada de: https://www.20minutos.es/noticia/4348019/0/muere-92-anos-pere-casaldaliga-obispo-pueblo/
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