El Sínodo Panamazónico: ¿Un signo de los tiempos?

28 de Mayo de 2019

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




La propuesta del Sínodo panamazónico, convocado por el papa Francisco para celebrarse en Roma del 6 al 27 de octubre de 2019, comprende tres bloques: eclesiología-nuevos ministerios, ecología y pueblos originarios. Le dijo el Papa Francisco al Consejo Pre-sinodal: “Ayuden a moldear una Iglesia con rostro amazónico”. Como principio teológico, la sinodalidad, remarcada en Episcopalis communio, No. 6 y 7.

 

Ahora bien, con relación al Sínodo, observamos que son varias las características que va tomando. Algo impactante es el proceso de consulta que realizó la REPAM en los nueve países amazónicos, convocando a asambleas de consulta directa con los pueblos originarios de esos países. Ahí se escuchó la voz de cerca de 522 pueblos originarios.

 

Las 57 asambleas, los 13 fórums y las 179 rondas de conversación de consulta que se realizaron, han indicado el deseo y la convicción de que la escucha es el primer momento teológico.

 

El abanico de consulta abarcó un arcoíris de 172 nacionalidades amazónicas. En total, 87,000 personas pudieron decir su palabra.

 

Otro elemento de suma importancia es la recuperación del territorio como lugar teológico. Eso es la amazonía: lugar de dolor y de propuesta.  Es el lugar donde acontece la vida, la trascendencia. La tierra: ñandé tokoha: “el lugar donde somos lo que somos”. Ahí se camina hacia la tierra sin males. Cuando se hace el mal, la tierra sufre porque es santa. Por esto hay que escuchar no sólo los signos de los tiempos, sino también los lugares teológicos y eso es la amazonía como territorio: Dios habla ahí.

 

También la temporalidad es principio hermenéutico: los pueblos originarios, para entender el presente, van al pasado y desde ahí avizoran el futuro. Memoria de nuestro futuro.

 

El nuevo sujeto que se va configurando en la amazonía. La amazonía se presenta como sujeto compuesto entre los seres humanos y la naturaleza. Y esto es una nueva identidad. El nuevo sujeto se construye desde la sabiduría ancestral. Esto se construye contra el mundo occidental neoliberal.

 

Por último, el sínodo panamazónico que busca proteger ese lugar privilegiado de la creación, es un asunto de toda la humanidad y no sólo de los pueblos amazónicos, puesto que ahí se juega nuestra sobrevivencia en el planeta tierra.

 

El Sínodo panamazónico se empieza a configurar como un acontecimiento en la historia. Tomamos aquí acontecimiento con la más alta precisión de la Escuela de los Anales de París1.Y ésta es la lectura teológica que hacemos de él.

 

Ante estas y otras características que van configurando el sínodo panamazónico como un acontecimiento, son diversas y variadas las reacciones en la Iglesia y en la sociedad: van de la esperanza, a la alegría, a las dudas. Pero una reacción que está suscitando en muy diversos estratos –por lo menos en América Latina- es el entusiasmo. El Entusiasmo tiene que ver con “endiosar el corazón”, dejarse poseer por Dios. Y ésta, me parece, es una reacción que puede contagiar a muchas personas, a pueblos e instituciones, a la Iglesia y puede crecer y crecer exponencialmente. El Sínodo panamazónico es como el detonador de muchas fuerzas sociales y eclesiales que han estado como latentes, dormidas. A este respecto afirma Marc Bloch: “Muchas virtualidades que provisionalmente son poco aparentes, pero que a cada instante pueden despertar muchos motores más o menos inconscientes de las actitudes individuales o colectivas, permanecerán en la sombra”2. Voces que vienen desde los más profundo de la culturas de los pueblos ancestrales, manifestadas simbólicamente en sus mitos; voces que vienen desde los más profundos anhelos de la misma Iglesia, de la Iglesia en salida, de la Iglesia que surge en las periferias, de la Iglesia de los pobres.

 

Si este entusiasmo y esta conciencia avanzan ahora con el Instrumentum laboris que estudiarán las diócesis de los nueve países amazónicos, podría contagiar a otras diócesis y a otros países. Y como se trata del cuidado de la creación en la amazonía, el mayor pulmón del planeta tierra; se trata  de la propuesta  de los pueblos originarios y sus culturas, y de la presencia de la Iglesia desde esos pueblos amazónicos con nuevos ministerios y nuevas formas de organización de la comunidad eclesial, esto compete a toda la Iglesia. Podríamos hablar entonces de que el Sínodo panamazónico podría convertirse en un signo de los tiempos para toda la Iglesia y para la sociedad. La fuerza y la convocación de la amazonía como lugar teológico, podría desencadenar todo un proceso de toma de conciencia que augura un compromiso decidido -social y eclesial- por cuidar la creación. En diálogo respetuoso con los pueblos originarios de esos países puede hacer surgir desde ahí un nuevo rostro de Iglesia sinodal, en salida hacia las periferias, autóctona, profética y decididamente pobre y libre de ataduras. Es algo que todavía no imaginamos cabalmente, pero que ya está brotando. Y el Sínodo es como el momento de parto. 

 

Auguramos que así sea, ya que los alcances del Sínodo pueden afectar para bien al planeta tierra. Estamos ante algo histórico3.

 

Notas

 

 BLOCH, Marc, Introducción a la historia. FCE, México 1987, pp 35-37

2 Ibídem, Pág37

3 BLOCH, Marc, o.c. Pág. 35-37

 

 

Imagen: https://es.zenit.org/articles/sinodo-panamazonico-es-prioritaria-la-atencion-a-los-pueblos-nativos/ 

 

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