25 de Enero de 2018
[Por: Juan Manuel Hurtado López]
El pasado 3 de enero tomó posesión de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas Mons. Rodrigo Aguilar Rodríguez como su 39º obispo. Desde Fray Bartolomé de Las Casas, su primer obispo en 1538, pasando por obispos como Zapata, Francisco Orozco y Jiménez y Don Samuel Ruíz García, ha habido obispos profetas.
También hay organizaciones en la diócesis que han asumido este legado profético de anuncio y denuncia en determinadas situaciones. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas hace frecuentes denuncias sobre la violación de los derechos humanos, la Organización Sociedad Civil Las Abejas se pronuncia con fuerza para denunciar la masacre de la que fueron víctimas 45 miembros de su organización mientras hacían ayuno y oración y para buscar la paz en la región. El Pueblo Creyente, instancia diocesana de laicos organizados, anualmente hace una magna peregrinación –unas 15 mil personas– en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas el día 25 de enero para exigir justicia y paz. Día en que celebramos también la pascua de Don Samuel Ruíz García y que coincide con el día en que tomó posesión de la diócesis en 1960.
En tiempos atrás, como mencionábamos, obispos como Zapata, Orozco y Jiménez –y recientemente– el mismo jTatic Samuel, también fueron perseguidos por sus constantes denuncias ante el abuso de los poderosos y ricos de turno. Y en las diferentes regiones de la diócesis no han faltado grupos y personas que han asumido el profetismo bíblico para defender a su pueblo y ponerse de lado del Evangelio. Naturalmente que esto ha costado cárceles, hostigamiento, difamación y hasta asesinatos, como en Acteal.
Lo incómodo para los poderosos no es que haya pobres –y hay muchos–. No, a éstos les dan ayudas asistenciales para maquillar la tremenda injusticia, desigualdad y corrupción y además, aparecer como un Estado benefactor. Lo que al gobierno y a los poderosos inquieta es que los pobres sean sujetos. Esto no lo toleran. Así ocurrió con el levantamiento zapatista de 1994, así ocurrió con la diócesis de Don Samuel durante 40 años y que continúa en buena medida hasta hoy, así ocurre con pronunciamientos que hacemos los agentes de pastoral u otras organizaciones sociales que buscan la igualdad, defienden a la madre tierra o se solidarizan con los indígenas.
Podemos decir que el legado del profetismo sembrado por Fray Bartolomé de Las Casas continúa vivo en estas tierras y sienta una exigencia para el nuevo obispo que acaba de iniciar y para todos los agentes de pastoral que aquí laboramos.
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