NÚCLEO 1: Introducción a la teología narrativa de la liberación

11 de Marzo de 2021
[Escuelita Bendita Mezcla]

1- Armando la ronda de la escucha

En el principio estaba el grito. Llevamos siglos buscando oírlo con claridad y darle sentido. ‘Bendita Mezcla’ es la invitación, en pleno siglo XXI, a sostener el fogón de la escucha, para que todas las voces todas, cuentan sus historias creyentes. Una pregunta central atravesará toda nuestra formación, que hoy inicia: ¿Por qué osamos decir que el inabarcable Dios habla en las historias cotidianas de lxs de abajo? ¿Cómo nos atrevemos a sentipensar en NuestrAmérica que somos salvador por los condenados de la tierra? Para hacer juntos este viaje, prendamos un fuego, hagamos una ronda, abramos los oídos…

2- Con nube y con tierra

  

Las Mingas de teología popular fueron el espacio para la escucha, por diferentes países de NuestrAmérica. Historias escondidas en nuestras comunidades de base, fueron puestas en común. Al llegar la pandemia, irrumpió una escuelita de Comunidad en NuestrAmérica, que quería beber de esa sabiduría, aprovechando la fibra óptica, para volver a pensarse desde cada comunidad loca. En ese camino estamos, llenando la nube del ciber-espacio, con el sabor de lo local.

 

3- Hacia una teología narrativa en NuestrAmérica: el arte del fuego

 

Aunque nuestra especie come desde siempre, no desde siempre cocina. Este maravilloso acto está vinculado a otro momento cumbre en la historia de la humanidad: la domesticación del fuego. Aunque nunca sabremos a ciencia cierta quién domesticó a quién, si el fuego al humano  o el humano  al fuego, de lo que sí estamos seguros es que a partir de ese encuentro algo nuevo quedó impreso en  nuestra más primitiva consciencia.  El control del fuego creó condiciones de poder, quizás la más importante, la de poder reunirse a su alrededor habilitando un gran salto de socialización. Casi en simultáneo, estar al calor de los semejantes quedó íntimamente asociado con estar al calor de la cocina. Con total certeza podríamos decir que ambos nacieron juntos. No se puede entender la pascua de nuestro predecesor el homo erectus sin estos dos elementos: cocinar, sometiendo ciertos alimentos a la acción del fuego y compartir eso que se ha cocinado en gesto de comun-unidad. Por motivos complejos que van de lo físico a lo anímico, ambos  movimientos habilitaron la expansión cerebral y el nacimiento del homo sapiens, en pleno paleolítico medio, hace 200 mil años. En el universo, como es afuera es adentro. Así, cocinando alimentos alrededor del fuego, se fue cocinando al interior del humano un nuevo y desarrollado cerebro. 

 

Todos hemos escuchado alguna vez que la cuenca del mediterráneo ha sido bautizada como cuna de la civilización. Allí ingresan desde África los sapiens que llevarán adelante un proceso verdaderamente revolucionario.  Por estar en una franja estrecha entre el mar y el desierto (lo cual habría obligado a bandas cazadoras-recolectoras a sacar el máximo provecho de un entorno ambiental favorable para dejar de desplazarse)  es la zona de Israel el lugar donde se observan tempranamente una serie de combinaciones que unidas, habrían de converger en la sedentarización. Una de ellas, muy particular tiene como protagonistas al agua, al trigo y nuevamente al fuego. Bienvenidos al nacimiento del pan. 

 

Esta es una historia descubierta hace pocos años, producto de un acontecimiento fortuito: la gran sequía del año 1989 en Israel, hizo descender todos los lagos de la  región, entre ellos,  el de Genesaret.  Allí  a escasos 20 kilómetros de Nazaret, un antiguo asentamiento humano conocido como Ohalo II emergió en las costas. Su datación arqueológica: 23 mil años de antigüedad. Su evidencia: el más antiguo proceso de panificado del cual se tenga memoria. Allí, 11 mil años antes del  surgimiento de la agricultura,  un pequeño grupo de cazadores recolectores comenzó a adelantarse en procesos de sedentarización. Un hallazgo invalorable del equipo de científicos pudo mostrar cómo esos hombres y mujeres ya sacaban provecho del trigo, a través de su trituración sobre una losa obteniendo un sabroso pan de pita. Milagrosamente, el fuego hizo un doble trabajo, cocinando el pan y carbonizando pequeñísimas moléculas de granos que quedarían incrustadas en las fisuras de la piedra sobreviviendo miles de años y quedando a disposición del trabajo con microscopios.  ¿Quién podría imaginarse que 21 mil años antes que antes que Jesús,  las  mismas costas del mar que lo vieron nacer y crecer, serían testigo de la primera fracción del pan? En el universo  como es abajo, es arriba. No es difícil entender entonces porque nuestro maestro eligió esa bendita mezcla del pan cocinado y compartido para asociarlo con la divinidad. Menos difícil es comprender porque el pan eligió a un galileo como símbolo de la fraternidad universal. 

 

Con estas dos antiguas historias, la Escuela Bendita Mezcla quiere presentar el primer núcleo de su itinerario de formación para juventudes en América Latina, en su segunda edición. Por honradez con el método y con el sujeto que construye esta teología, queremos comenzar reconociendo, por sobre todas las cosas, que somos hijos e hijas de aquellas experiencias comunitarias que fueron cocinadas alrededor del fuego. En sentido metafórico claro, pero antes en sentido literal.  Parafraseando el Libro de ‘los Hechos’: por esa Bendita Mezcla somos, nos movemos y existimos. 

 

Te acercamos, más abajo, el texto introductorio de ‘Bendita Mezcla’ (Con el prologó de Leonado Boff) y un canto, que nos marca el ritmo en esta caminada. 

 

Vamos de una vez a comenzar el camino.

A buscar los alimentos y a escuchar las memorias de cada receta.

Vamos a encender el fuego y a preparar la olla.

¡Vamos a cocinar teología desde la fe popular!

 

Reconociendo esta herencia que nos atraviesa, por militantes y por creyentes, por latinoamericanos y por humanos, por hermanxs y por compañerxs, desde el Equipo de Coordinación de la Escuelita te damos una fraternal bienvenida a este viaje compartido. 

  

Pd: En la imagen las comunidades de Guatemala, reunidas en Puerto Parada, celebran y juegan el fuego, contando historias a las orillas del océano pacifico, septiembre de 2018

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