Intrusa

12 de Mayo de 2016

[Por: Ilka Oliva Corado]
 
“Ese día llegó la invitación para un convivio de fin de año, mi mamá me miró y dijo inmediatamente: vos no vas, te vas a quedar a cuidar los animales,  no te sabés comportar y nos dejás en vergüenza. Pero además de eso yo no armonizaba con el físico de mi familia: todos altos y blancos, yo negra y bajita y para mi mamá, fea además. 
 
No era la primera vez y tampoco sería la última. Ya estaba acostumbrada a la exclusión y a ser tratada como una intrusa en mi propio hogar. Desde que tengo memoria nunca fui a una fiesta con mi familia, mi mamá me dejaba cuidando la casa y los animales. Y fui delegada a los oficios de limpiar el chiquero, el gallinero, el baño e ir a tirar la basura. Encargarme del cuidado y  la alimentación de los animales. (La conexión emocional que tengo con las cabritas es inexplicable, son mi familia) Ninguno de mis hermanos podía hacerlo, pues ellos eran blancos y no se podían ensuciar…  Ninguno de ellos nunca se pronunció ante el maltrato y los golpes  que mi mamá me daba. Era normal, yo era negra eso me hacía inferior a ellos (…)”.
 
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[Por: Ilka Oliva Corado]

 

“Ese día llegó la invitación para un convivio de fin de año, mi mamá me miró y dijo inmediatamente: vos no vas, te vas a quedar a cuidar los animales,  no te sabés comportar y nos dejás en vergüenza. Pero además de eso yo no armonizaba con el físico de mi familia: todos altos y blancos, yo negra y bajita y para mi mamá, fea además. 

 

No era la primera vez y tampoco sería la última. Ya estaba acostumbrada a la exclusión y a ser tratada como una intrusa en mi propio hogar. Desde que tengo memoria nunca fui a una fiesta con mi familia, mi mamá me dejaba cuidando la casa y los animales. Y fui delegada a los oficios de limpiar el chiquero, el gallinero, el baño e ir a tirar la basura. Encargarme del cuidado y  la alimentación de los animales. (La conexión emocional que tengo con las cabritas es inexplicable, son mi familia) Ninguno de mis hermanos podía hacerlo, pues ellos eran blancos y no se podían ensuciar…  Ninguno de ellos nunca se pronunció ante el maltrato y los golpes  que mi mamá me daba. Era normal, yo era negra eso me hacía inferior a ellos (…)”.

 

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