10 de Abril de 2015
(Eduardo de la Serna)La muerte de Abel, la sangre sembrada por Caín nos invita a pensar. Y repensar.
El texto bíblico nos dice que Abel era pastor y Caín labrador del suelo, el mismo que – poco antes, a consecuencia de la desobediencia de Adán y Eva – Dios había maldecido. A continuación cada uno presenta a Dios su ofrenda. Sin que nos quede claro por qué, a Dios le gustó la ofrenda de Abel y no miró la de Caín (¿por presentar frutos de la tierra maldecida?), y esto enojó al mayor. Lo cual lo deja cabizbajo e irritado.
(Eduardo de la Serna)La muerte de Abel, la sangre sembrada por Caín nos invita a pensar. Y repensar.
El texto bíblico nos dice que Abel era pastor y Caín labrador del suelo, el mismo que – poco antes, a consecuencia de la desobediencia de Adán y Eva – Dios había maldecido. A continuación cada uno presenta a Dios su ofrenda. Sin que nos quede claro por qué, a Dios le gustó la ofrenda de Abel y no miró la de Caín (¿por presentar frutos de la tierra maldecida?), y esto enojó al mayor. Lo cual lo deja cabizbajo e irritado.
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