06 de Noviembre de 2014
SIMPOSIO TEOLÓGICO: “VATICANO II Y MISIÓN A LA LUZ DEL PAPA FRANCISCO”
Cochabamba- Bolivia- 1,2,3 de octubre 2014
PANEL LA MISIÓN A LA LUZ DE FRANCISCO
Panelista: Lic. Marta Orsini Puente.
LOS LAICOS-LAICAS, SUJETOS ECLESIALES.
1.Los laicos-laicas somos Iglesia
Comienzo esta exposición con las palabras del Papa Francisco: “En virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (Mt. 28,19) cada uno de los bautizados cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde le resto del pueblo fiel sea solo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” EG. 120
Por tanto la evangelización es deber de la Iglesia,que más que una institución orgánica y jerárquica, es ante todo un pueblo peregrino. EG 111 Pero aún la mayoría de laicos- laicas no vivimos esta realidad debido al clericalismo que persiste y debido a la poca conciencia de ser pueblo de Dios llamados a construir el Reino de Dios en las realidades presentes.
La Lumen Gentium nos dice: “por designio de Dios, la santa Iglesia está organizada y se gobierna sobre la base de una admirable variedad…es común la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo, común la gracia de la filiación, común la llamada a la perfección… no hay, por consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad por razón de la raza o la nacionalidad, de la condición social o del sexo” según nos lo dice Pablo en la carta a los gálatas 3,26-29 y a los colosenses, 3,11.
Esta llamada se universaliza “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay ni judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois descendientes de Abraham, herederos según la promesa”
Si tomamos conciencia de esta verdad todos nos constituimos en sujetos eclesiales de un proyecto de construcción que supera toda forma de infantilismo eclesial que crea dependencia y responde en libertad a la misión encomendada por Dios. Las criaturas somos distintas al Creador y estamos llamadas a dialogar con Él como personas libres Gl 5,1 y responder ante nosotros y nosotras mismas y ante la historia, como miembros de un Pueblo que ha recibido la promesa de Dios.
La palabra laico proviene de la palabra griega “laikos” que significa persona que pertenece al laós o sea al pueblo o conjunto de ciudadanos con derechos excluyendo a las mujeres, los niños, los esclavos y los extranjeros, es decir los varones atenienses. Este concepto fue variando a través de los siglos. Posteriormente la palabra laico se aplicó a todas las personas bautizadas incluyendo a las mujeres, niños, esclavos.
Si el Pueblo de Dios es laico, la Iglesia es laica, Jesús fue laico, los apóstoles y los discípulos y discípulas fueron laicos. La división entre el orden sagrado y el orden común de los fieles es cuestión secundaria. La autoridad en la Iglesia, el orden sagrado son necesarios en cuanto han sido constituidos al servicio del pueblo de Dios. Si no hubiera laicos-laicas no habría clero.
Los laicos-laicas no pertenecemos a una Iglesia, somos la Iglesia. Somos sujetos eclesiales.
Todos los bautizados compartimos la misión sacerdotal, profética y real de Cristo porque todos los cristianos somos llamados como sacerdotes a ofrecer nuestras vidas como sacrificio espiritual, todos llamados a proclamar la Palabra y todos llamados como administradores a trabajar por el Reino –LG 31 y todos estamos llamados a la santidad LG 32.
Por un excesivo clericalismo se descuidó la formación del laicado y éstos están al margen de las decisiones de la Iglesia.
El Papa en la exhortación apostólica EvangeliiGaudium en el Nº 102 dice: “se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del bautismo y de la confirmación, no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para sumir responsabilidades importantes, en otros, por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones.”
La espiritualidad laical es una espiritualidad de encarnación porque tiene su fundamento en el Hijo de Dios hecho hombre que irrumpe en nuestro mundo para salvarnos con su pasión y resurrección.
Solamente en un encuentro personal con Jesús en la oración podremos descubrir que somos depositarios de un mandato: vayan y anuncien el Evangelio a todas las gentes porque “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de cristo” GS 1. “La Iglesia al prestar ayuda al mundo y recibir múltiple ayuda, solo pretende una cosa: el advenimiento del Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad” GS 45. Esta ayuda se concreta en ser levadura y fermento en la masa, en la familia, el trabajo, en el sindicato, en el partido político, en la sociedad civil, entre hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, en la lucha por la justicia, por la paz, por la reivindicación de la mujer, del indígena, etc.
(Ver artículo completo)
SIMPOSIO TEOLÓGICO: “VATICANO II Y MISIÓN A LA LUZ DEL PAPA FRANCISCO”
Cochabamba- Bolivia- 1,2,3 de octubre 2014
PANEL LA MISIÓN A LA LUZ DE FRANCISCO
Panelista: Lic. Marta Orsini Puente.
LOS LAICOS-LAICAS, SUJETOS ECLESIALES.
1.Los laicos-laicas somos Iglesia
Comienzo esta exposición con las palabras del Papa Francisco: “En virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (Mt. 28,19) cada uno de los bautizados cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde le resto del pueblo fiel sea solo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” EG. 120
Por tanto la evangelización es deber de la Iglesia,que más que una institución orgánica y jerárquica, es ante todo un pueblo peregrino. EG 111 Pero aún la mayoría de laicos- laicas no vivimos esta realidad debido al clericalismo que persiste y debido a la poca conciencia de ser pueblo de Dios llamados a construir el Reino de Dios en las realidades presentes.
La Lumen Gentium nos dice: “por designio de Dios, la santa Iglesia está organizada y se gobierna sobre la base de una admirable variedad…es común la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo, común la gracia de la filiación, común la llamada a la perfección… no hay, por consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad por razón de la raza o la nacionalidad, de la condición social o del sexo” según nos lo dice Pablo en la carta a los gálatas 3,26-29 y a los colosenses, 3,11.
Esta llamada se universaliza “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay ni judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois descendientes de Abraham, herederos según la promesa”
Si tomamos conciencia de esta verdad todos nos constituimos en sujetos eclesiales de un proyecto de construcción que supera toda forma de infantilismo eclesial que crea dependencia y responde en libertad a la misión encomendada por Dios. Las criaturas somos distintas al Creador y estamos llamadas a dialogar con Él como personas libres Gl 5,1 y responder ante nosotros y nosotras mismas y ante la historia, como miembros de un Pueblo que ha recibido la promesa de Dios.
La palabra laico proviene de la palabra griega “laikos” que significa persona que pertenece al laós o sea al pueblo o conjunto de ciudadanos con derechos excluyendo a las mujeres, los niños, los esclavos y los extranjeros, es decir los varones atenienses. Este concepto fue variando a través de los siglos. Posteriormente la palabra laico se aplicó a todas las personas bautizadas incluyendo a las mujeres, niños, esclavos.
Si el Pueblo de Dios es laico, la Iglesia es laica, Jesús fue laico, los apóstoles y los discípulos y discípulas fueron laicos. La división entre el orden sagrado y el orden común de los fieles es cuestión secundaria. La autoridad en la Iglesia, el orden sagrado son necesarios en cuanto han sido constituidos al servicio del pueblo de Dios. Si no hubiera laicos-laicas no habría clero.
Los laicos-laicas no pertenecemos a una Iglesia, somos la Iglesia. Somos sujetos eclesiales.
Todos los bautizados compartimos la misión sacerdotal, profética y real de Cristo porque todos los cristianos somos llamados como sacerdotes a ofrecer nuestras vidas como sacrificio espiritual, todos llamados a proclamar la Palabra y todos llamados como administradores a trabajar por el Reino –LG 31 y todos estamos llamados a la santidad LG 32.
Por un excesivo clericalismo se descuidó la formación del laicado y éstos están al margen de las decisiones de la Iglesia.
El Papa en la exhortación apostólica EvangeliiGaudium en el Nº 102 dice: “se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del bautismo y de la confirmación, no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para sumir responsabilidades importantes, en otros, por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones.”
La espiritualidad laical es una espiritualidad de encarnación porque tiene su fundamento en el Hijo de Dios hecho hombre que irrumpe en nuestro mundo para salvarnos con su pasión y resurrección.
Solamente en un encuentro personal con Jesús en la oración podremos descubrir que somos depositarios de un mandato: vayan y anuncien el Evangelio a todas las gentes porque “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de cristo” GS 1. “La Iglesia al prestar ayuda al mundo y recibir múltiple ayuda, solo pretende una cosa: el advenimiento del Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad” GS 45. Esta ayuda se concreta en ser levadura y fermento en la masa, en la familia, el trabajo, en el sindicato, en el partido político, en la sociedad civil, entre hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, en la lucha por la justicia, por la paz, por la reivindicación de la mujer, del indígena, etc.
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