14 de Febrero de 2014
(Eduardo de la Serna) Lectura del libro del Eclesiástico 15, 15-20
Resumen: utilizando la clásica metáfora de los dos caminos, el sabio insiste –con las metáforas del agua y el fuego- en que la persona tiene ante sí ambas posibilidades, pero sólo una conduce a la vida y es la que dios quiere para los suyos.
En la literatura bíblica (y también en la cristiana posterior) se hace frecuente lo que se suele llamar “los dos caminos”. Es decir, con un cierto dualismo, se propone a la persona la necesidad de elegir, tiene ante sí dos caminos y debe optar: sean la vida y la muerte, el bien y el mal, la verdad y la mentira… Es algo particularmente frecuente en la literatura sapiencial, aunque también en algunos momentos legales (lo cual es normal ya que la Ley propone el “camino que se ha de vivir para agradar a Dios” y la sabiduría muestra el camino de los que “saben” vivir.
(Eduardo de la Serna) Lectura del libro del Eclesiástico 15, 15-20
Resumen: utilizando la clásica metáfora de los dos caminos, el sabio insiste –con las metáforas del agua y el fuego- en que la persona tiene ante sí ambas posibilidades, pero sólo una conduce a la vida y es la que dios quiere para los suyos.
En la literatura bíblica (y también en la cristiana posterior) se hace frecuente lo que se suele llamar “los dos caminos”. Es decir, con un cierto dualismo, se propone a la persona la necesidad de elegir, tiene ante sí dos caminos y debe optar: sean la vida y la muerte, el bien y el mal, la verdad y la mentira… Es algo particularmente frecuente en la literatura sapiencial, aunque también en algunos momentos legales (lo cual es normal ya que la Ley propone el “camino que se ha de vivir para agradar a Dios” y la sabiduría muestra el camino de los que “saben” vivir.
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