Mañana, día de los difuntos y en noviembre, mes de los difuntos, recordamos de modo especial a nuestros familiares y amigos que pasaron de la vida temporal a la eterna que les deseamos. Ante la tumba de nuestros seres queridos rezaremos y quizás pensemos que antes o después también a nosotros nos visitará la muerte. Este día y este mes son una ocasión para formularnos varias preguntas sobre la muerte. La respuesta viene a ser como un termómetro de nuestra fe cristiana. Ocasionalmente o como actitud bien definida, muchas personas afirman sobre la muerte su temor por las consecuencias o por las dudas que les asaltan. Otros se oponen abiertamente a la muerte por sus circunstancias. Son los que no tienen fe y sí la obsesión por el dolor que les espera. No falta quien piense en el suicidio, pero la mayoría permanece indiferente. Y, aunque el porcentaje sea mínimo, merece recordar a quienes adoptan ante la muerte una opinión-respuesta coherente con su fe y con su esperanza de cristianos.

Mañana, día de los difuntos y en noviembre, mes de los difuntos, recordamos de modo especial a nuestros familiares y amigos que pasaron de la vida temporal a la eterna que les deseamos. Ante la tumba de nuestros seres queridos rezaremos y quizás pensemos que antes o después también a nosotros nos visitará la muerte. Este día y este mes son una ocasión para formularnos varias preguntas sobre la muerte. La respuesta viene a ser como un termómetro de nuestra fe cristiana. Ocasionalmente o como actitud bien definida, muchas personas afirman sobre la muerte su temor por las consecuencias o por las dudas que les asaltan. Otros se oponen abiertamente a la muerte por sus circunstancias. Son los que no tienen fe y sí la obsesión por el dolor que les espera. No falta quien piense en el suicidio, pero la mayoría permanece indiferente. Y, aunque el porcentaje sea mínimo, merece recordar a quienes adoptan ante la muerte una opinión-respuesta coherente con su fe y con su esperanza de cristianos.