12 de Setiembre de 2013
(Jaume Botey) De entre los muchos comentarios que pueden hacerse sobre el viaje del Papa Francisco a Brasil, hay uno que me resulta especialmente relevante: su nítida defensa de la laicidad del Estado que, dice, “sin asumir como propia ninguna confesión religiosa, respeta la presencia del factor religioso en la sociedad”. Hasta ahora su principal obsesión, su tema central y preferido, ha sido hablar de “la Iglesia pobre y para los pobres” como necesario punto de partida para su renovación.
(Jaume Botey) De entre los muchos comentarios que pueden hacerse sobre el viaje del Papa Francisco a Brasil, hay uno que me resulta especialmente relevante: su nítida defensa de la laicidad del Estado que, dice, “sin asumir como propia ninguna confesión religiosa, respeta la presencia del factor religioso en la sociedad”. Hasta ahora su principal obsesión, su tema central y preferido, ha sido hablar de “la Iglesia pobre y para los pobres” como necesario punto de partida para su renovación.
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