La avaricia

20 de Junio de 2013

(Eduardo de la Serna) Habíamos señalado, en el capítulo anterior, que santo Tomás afirma que en la raíz de todos los pecados está la soberbia; el discípulo de san Pablo, en cambio, prefiere ver allí la avaricia. Si el ‘pecado’ de soberbia es grave, porque el hombre se pone a la altura de Dios, no es distinto lo que realiza la idolatría, que eleva las cosas (en este caso, el dinero) a niveles divinos. Se había señalado que aquel era la causa del pecado de Adán, ahora se señala que este es el origen del pecado de Judas: «únicamente negará que la avaricia es idolatría quien sea capaz de llamar justicia a la venta del Señor por treinta monedas de plata» dice san Jerónimo... 
 




(Eduardo de la Serna) Habíamos señalado, en el capítulo anterior, que santo Tomás afirma que en la raíz de todos los pecados está la soberbia; el discípulo de san Pablo, en cambio, prefiere ver allí la avaricia. Si el ‘pecado’ de soberbia es grave, porque el hombre se pone a la altura de Dios, no es distinto lo que realiza la idolatría, que eleva las cosas (en este caso, el dinero) a niveles divinos. Se había señalado que aquel era la causa del pecado de Adán, ahora se señala que este es el origen del pecado de Judas: «únicamente negará que la avaricia es idolatría quien sea capaz de llamar justicia a la venta del Señor por treinta monedas de plata» dice san Jerónimo... 

 

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