07 de Junio de 2013
Monseñor Piris, obispo de Lleida fue testigo privilegiado de la que ya se conoce como la audiencia del Papa mojado. Lo encontré al final de la ceremonia y estaba radiante. Primero, por haber podido saludarlo personalmente y, segundo, por haber podido presenciar en vivo y en directo uno de sus gestos. Y es que el prelado catalán vio perfectamente, desde su atalaya privilegiada, al Papa Francisco aguantando el chaparrón y renunciando al paraguas.
Monseñor Piris, obispo de Lleida fue testigo privilegiado de la que ya se conoce como la audiencia del Papa mojado. Lo encontré al final de la ceremonia y estaba radiante. Primero, por haber podido saludarlo personalmente y, segundo, por haber podido presenciar en vivo y en directo uno de sus gestos. Y es que el prelado catalán vio perfectamente, desde su atalaya privilegiada, al Papa Francisco aguantando el chaparrón y renunciando al paraguas.
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