14 de Mayo de 2008
Aparecida no quiso perder de vista lo “real” de la realidad de América Latina y el Caribe, en un mundo marcado por una cultura que tiende a ver todo de modo virtual y hace de él su punto de partida. Con el Vaticano II, discerniendo los “signos de los tiempos” (DA 33), constata que nuestros pueblos viven una realidad marcada por grandes cambios (DA 34). Claro que cambios siempre hubo. La novedad es que estos cambios, con el fenómeno de la globalización, tienen un alcance global, afectando al mundo entero. El ritmo es acelerado (DA 33), trayendo consecuencias para todos los ámbitos de la vida social y también para la religión (DA 35). Veamos aquí la situación socio-cultural y la de los indígenas y aforamericanos.
Aparecida no quiso perder de vista lo “real” de la realidad de América Latina y el Caribe, en un mundo marcado por una cultura que tiende a ver todo de modo virtual y hace de él su punto de partida. Con el Vaticano II, discerniendo los “signos de los tiempos” (DA 33), constata que nuestros pueblos viven una realidad marcada por grandes cambios (DA 34). Claro que cambios siempre hubo. La novedad es que estos cambios, con el fenómeno de la globalización, tienen un alcance global, afectando al mundo entero. El ritmo es acelerado (DA 33), trayendo consecuencias para todos los ámbitos de la vida social y también para la religión (DA 35). Veamos aquí la situación socio-cultural y la de los indígenas y aforamericanos.
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