La Iglesia del futuro

14 de Marzo de 2013

 (Oscar A. Campana ) Este “ensayo onírico-teológico” (así lo llamé entonces), fue escrito en 1996 y publicado, entonces, en la revista Voces, del Centro Nazaret. La ocasión de la renuncia de Ratzinger, me hizo recordarlo. Lo comparto, entonces.
Hace poco alguien me sugirió que redactara una nota que llevara por título “La Iglesia del futuro”. El primer sentimiento fue de asombro: ¿qué podía decir yo del futuro? Pero reflexionando pensé que si bien es cierto que no poseo el don de profecía, integro un pueblo, la Iglesia, que es todo él profeta. Por otro lado, el título sabía esperanzador: sólo desde la esperanza puede avizorarse el futuro. Y acepté el desafío mientras en mi mente y en mi corazón se me aparecían dos libros publicados en los últimos años y que hablan mucho de la Iglesia del presente, que quisiéramos sea pronto la Iglesia del pasado: La Iglesia increíble, de Luis Pérez Aguirre (1993), y Querida Iglesia, de Carlos Fernando Vallés (1996). En la Biblia se nos describen distintos tipos de profecía. Y a veces el camino de la palabra pasa por los sueños. No sé cómo será la Iglesia del futuro. Sólo sé cómo la sueño. Si aún hay un lugar para un sueño histórico-teológico, aquí va uno. E invito a los lectores a soñar conmigo y a que quizás, un día, soñemos todos el mismo sueño.
 




 (Oscar A. Campana ) Este “ensayo onírico-teológico” (así lo llamé entonces), fue escrito en 1996 y publicado, entonces, en la revista Voces, del Centro Nazaret. La ocasión de la renuncia de Ratzinger, me hizo recordarlo. Lo comparto, entonces.

Hace poco alguien me sugirió que redactara una nota que llevara por título “La Iglesia del futuro”. El primer sentimiento fue de asombro: ¿qué podía decir yo del futuro? Pero reflexionando pensé que si bien es cierto que no poseo el don de profecía, integro un pueblo, la Iglesia, que es todo él profeta. Por otro lado, el título sabía esperanzador: sólo desde la esperanza puede avizorarse el futuro. Y acepté el desafío mientras en mi mente y en mi corazón se me aparecían dos libros publicados en los últimos años y que hablan mucho de la Iglesia del presente, que quisiéramos sea pronto la Iglesia del pasado: La Iglesia increíble, de Luis Pérez Aguirre (1993), y Querida Iglesia, de Carlos Fernando Vallés (1996). En la Biblia se nos describen distintos tipos de profecía. Y a veces el camino de la palabra pasa por los sueños. No sé cómo será la Iglesia del futuro. Sólo sé cómo la sueño. Si aún hay un lugar para un sueño histórico-teológico, aquí va uno. E invito a los lectores a soñar conmigo y a que quizás, un día, soñemos todos el mismo sueño.

 

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