Vivir entre rejas - El trabajó en una prisión Peruana.

22 de Febrero de 2013

En el exterior, dos largas hileras de puestecillos multicolores. Entre ellas, una hilera de mujeres caminando y comprando provisiones para sus familiares internos. Es día de visita. Hoy toca a las mujeres y niños. Cuando entramos, los reclusos están amontonados a la entrada, esperando a sus familias. Según se encuentran, se distribuyen por los diferentes pabellones. Los perros corretean a sus anchas por el interior del recinto. Entramos en la capellanía. Las  sencillas instalaciones ofrecen un microclima diferente de limpieza y orden.
 




En el exterior, dos largas hileras de puestecillos multicolores. Entre ellas, una hilera de mujeres caminando y comprando provisiones para sus familiares internos. Es día de visita. Hoy toca a las mujeres y niños. Cuando entramos, los reclusos están amontonados a la entrada, esperando a sus familias. Según se encuentran, se distribuyen por los diferentes pabellones. Los perros corretean a sus anchas por el interior del recinto. Entramos en la capellanía. Las  sencillas instalaciones ofrecen un microclima diferente de limpieza y orden.

 

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