22 de Febrero de 2013
Con la renuncia del Papa Benedicto XVI al ministerio petrino –ser obispo de Roma y signo visible de la unidad de la Iglesia Católica- hecha el 10 de febrero, se abre un capítulo más en la historia de la Iglesia. Lo menos que podemos decir es que su renuncia causó sorpresa generalizada en el ambiente católico. La inercia de la historia –más de seiscientos años- nos había acostumbrado a ver que los Papas terminaran su ministerio el día de su muerte. Ahora no fue así. Pbro. Juan Manuel Hurtado López - Párroco de Cristo Rey
Con la renuncia del Papa Benedicto XVI al ministerio petrino –ser obispo de Roma y signo visible de la unidad de la Iglesia Católica- hecha el 10 de febrero, se abre un capítulo más en la historia de la Iglesia. Lo menos que podemos decir es que su renuncia causó sorpresa generalizada en el ambiente católico. La inercia de la historia –más de seiscientos años- nos había acostumbrado a ver que los Papas terminaran su ministerio el día de su muerte. Ahora no fue así. Pbro. Juan Manuel Hurtado López - Párroco de Cristo Rey
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