24 de Octubre de 2012
Jueves 11 de octubre de 1962. Llovía a cántaros en Girona cuando salíamos de la escuela. Era el presagio de las graves inundaciones de aquella noche del Pilar. Mientras, las campanas de la catedral no paraban de repicar: en Roma empezaba un Concilio. Con doce años, sabíamos poco de aquel acontecimiento. Hoy, cincuenta años después de aquel día, también jueves, quiero evocar algunas pinceladas en forma de pensamientos y sentimientos relativos a un hecho que marcaría profundamente mi vida de creyente. ECLESALIA - JOSEP GORNELLÀ
Jueves 11 de octubre de 1962. Llovía a cántaros en Girona cuando salíamos de la escuela. Era el presagio de las graves inundaciones de aquella noche del Pilar. Mientras, las campanas de la catedral no paraban de repicar: en Roma empezaba un Concilio. Con doce años, sabíamos poco de aquel acontecimiento. Hoy, cincuenta años después de aquel día, también jueves, quiero evocar algunas pinceladas en forma de pensamientos y sentimientos relativos a un hecho que marcaría profundamente mi vida de creyente. ECLESALIA - JOSEP GORNELLÀ
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