17 de Agosto de 2012
Había un gran Pueblo que adoraba al verdadero Dios. Llegó una época de hambre y rogaron a Dios intensamente que aliviase su necesidad.Un día acertó a pasar por allí un peregrino bueno y algunos le contaron sus problemas. El peregrino les regaló tres cocos, todo lo que llevaba en su zurrón y les prometió que, a su vuelta, les enseñaría a conseguir más. Como no sabían lo que eran esas cosas ásperas y pesadas se las llevaron a los sacerdotes. Jairo del Agua
Había un gran Pueblo que adoraba al verdadero Dios. Llegó una época de hambre y rogaron a Dios intensamente que aliviase su necesidad.Un día acertó a pasar por allí un peregrino bueno y algunos le contaron sus problemas. El peregrino les regaló tres cocos, todo lo que llevaba en su zurrón y les prometió que, a su vuelta, les enseñaría a conseguir más. Como no sabían lo que eran esas cosas ásperas y pesadas se las llevaron a los sacerdotes. Jairo del Agua
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