De la tormenta de Francisco al sirimiri de León XIV

14 de Setiembre de 2025

[Por: José Manuel Vidal | Religión Digital]




Francisco irrumpió en la Iglesia como un huracán. Desde su primer “Buonasera” en el balcón de San Pedro, el Papa argentino se propuso sacudir una institución anquilosada, atrapada en sus propios muros y en un clericalismo que la alejaba del mundo. Con gestos rompedores —los zapatos negros, la cruz de hierro, la residencia en Santa Marta— y un verbo profético que no esquivó ni las críticas al mundo ni los dardos a su propia casa, Francisco cruzó líneas rojas papales que parecían intocables. Se enfrentó al poder financiero, al inmovilismo curial y a una Iglesia que, en ocasiones, parecía más un museo que un hospital de campaña…

 

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