Tejiendo redes desde abajo

02 de Setiembre de 2025

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




Aprender a escuchar es algo que requiere mucho tiempo. Significa pararnos en el vertiginoso ritmo de actividades, esfuerzos y ruidos que pueblan nuestra vida de cada día. Con las redes sociales, esto se ha dificultado más. La velocidad de las imágenes y los sonidos no nos dan respiro para poder escuchar. Lo primero pues, es detenerse, hacer silencio y luego escuchar.

 

En el Éxodo este acto de escuchar viene descrito en referencia a Dios “que escucha el clamor de su pueblo” (Éx 3,7). Después será Moisés quien escucha a Dios que le habla desde la zarza ardiente en el desierto (Éx 3,11-4,17). Pero para esto hay que andar mucho desierto, mucha soledad, mucho calor, hambre y peligros. Es decir, que son necesarias ciertas condiciones para la escucha. Luego vimos testimonios de escucha en los profetas como Isaías, Jeremías, Amós. Testimonio de los jueces, de San José y la Virgen María. Y de Jesús de Nazareth que se dejó llevar siempre por la voz del Espíritu de su Padre. Pero también vimos testimonios fuertes de hoy como Charles de Foucauld, Helder Cámara, Mons. Romero, Martin Luther King.

 

En este marco de la escucha, desde hace tres años nos pusimos a hacer este ejercicio. Somos una diócesis pequeña, Ciudad Guzmán, en el occidente de México, de apenas 450,000 habitantes. Y lo hicimos tratando de escuchar los gritos de nuestro pueblo desde los barrios, colonias y ranchos, desde los grupos de Comunidades Eclesiales de Base.

 

Lo primero que hicimos fue poner un marco teológico común como Iglesia en camino, servidora del Reino. Luego profundizamos bíblicamente en la espiritualidad de la escucha. A base de silencio, oración y escucha de los textos bíblicos fuimos educando poco a poco nuestro oído.

 

Este ejercicio lo hicimos durante dos años, escuchando los gritos de nuestro pueblo para ver cuáles eran los problemas estratégicos, tanto a nivel social como eclesial. Con el oído puesto en la realidad y en la Biblia, descubrimos que es el sistema capitalista neo-liberal la causa principal de los demás problemas. Y aquí descubrimos dos problemas estratégicos en lo social: la violencia estructural y el empobrecimiento. Y en el ámbito eclesial descubrimos dos grandes problemas: el clericalismo y el modelo de Iglesia conservador, y la sacramentalización sin evangelización.

 

Este ejercicio lo hicimos partiendo desde abajo, desde cada barrio, colonia o ranchería. Luego lo hicimos en la Parroquia, después en la zona o decanato y finalmente a nivel diócesis. En cada una de estas instancias hicimos al final una asamblea para recoger toda la escucha de las personas.

 

Ya con los problemas estratégicos, buscamos cuáles eran las prioridades para trabajarlas como Iglesia. Siempre seguimos el mismo método: es decir, desde abajo, desde cada pequeño grupo en los barrios y ranchos. Ante la violencia estructural señalamos dos prioridades de trabajo: 1.Fomentar la cultura de la paz y la justicia y 2: promover el cuidado del agua y la defensa de nuestros bosques y de la tierra. Y ante el empobrecimiento, pusimos: promover una economía solidaria y justa para una vida digna.

 

Y en el campo eclesial también buscamos las prioridades a trabajar. Ante el problema del clericalismo y el modelo de Iglesia conservadora, asumimos promover, animar y fortalecer las Comunidades Eclesiales de Base. Y ante la sacramentalización sin evangelización, escogimos promover el espíritu y los procesos de la Iniciación cristiana.

 

Este trabajo nos ha llevado tres años: escucha desde las bases hasta el nivel diocesano, y regreso de lo diocesano hasta el último barrio, colonia o ranchería. Es un tejido nutrido de oración, silencio, escucha de la Palabra de Dios, iluminación, discernimiento y puesta en común y acuerdos pastorales que le van dando rostro a nuestra Iglesia particular para su Plan diocesano de Pastoral. Para todo este trabajo pastoral empleamos el método de la Conversación en el Espíritu que nos recomienda el Documento final del Sínodo sobre la sinodalidad convocado por el Papa Francisco y vemos que ha dado muchos frutos.

 

Creemos pues, que es desde abajo, en escucha y discernimiento de los problemas, en la conversación en el Espíritu lo que nos ha permitido avanzar. Puedo decir que lo más importante ha sido el proceso de escucha que nos va educando y permite la participación de todos y todas. Creo que sí hemos hecho un camino sinodal durante tres años y esto va configurando el rostro de nuestra Iglesia.

 

Imagen: https://es.123rf.com/photo_142548966_grupo-de-diferentes-mujeres-orando-juntas-cristianos-y-concepto-de-estudio-b%C3%ADblico.html 

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