[Por: Ilka Oliva Corado]
Despierta como todos los días a las tres de la madrugada, se pega un estirón en la cama de metal que tiene una pata coja y dan un salto, cae parada en el piso de tierra. Destranca la puerta hecha con pedazos de tablas y sale al patio a cepillarse los dientes y a lavarse la cara con el agua fría que recibió el sereno de la noche. Corta un limón en dos, le deja caer un poco de bicarbonato y se lo pasa en los sobacos…
Descargue el artículo.
©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.