Marcha del Silencio. Celebración Ecuménica

29 de Mayo de 2025

[Por: Carola Tron]




 

Lectura bíblica: Santiago 3:13-18.

 

“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (17-18).

 

Venimos a buscar sabiduría para marchar, no nos quedamos en casa, salimos, marchamos para que el silencio hable. Sumamos presencia. Nos movemos, hacemos comunión en una causa común: la verdad y la justicia como promesas proféticas que nos alimentan y sostienen. Nuestros desaparecidos, nuestras desaparecidas no descansan en paz hasta que no hallemos esa verdad ocultada por tanto tiempo, la verdad de sus muertes.

“desaparecer personas es matar la muerte” dice la psicoanalista Inés Barrio en su libro Palabras para la muerte, el capítulo “La muerte sin muerto” donde hace un análisis del duelo en contextos de desaparición de personas. La autora dice: “Matar la muerte es una ominosa tentativa de hacer desaparecer los límites, suprimirlos, ya que es propio de la condición humana el mutuo reconocimiento, a partir de lo cual se instituyen la culpabilidad inconsciente y la deuda simbólica. Desaparecer personas es matar la muerte”. (p117).

 

Una vez más traemos a la memoria tantos actos de odio y perversión cometidos hace treinta años atrás y también en la actualidad. Resistimos junto a la Palabra, en comunidad. Seguimos sin saber dónde están. Tenemos que reconocer que el sistema que los ha desaparecido sigue operando en medio nuestro, con su poder mientras no nos digan lo que saben.

 

Santiago concluye que hay un camino para conseguir la paz verdadera y es a través del uso de la paz misma, de formas pacíficas y esto está indivisiblemente vinculada a la justicia. Porque no se trata de la paz del imperio que acalla, que silencia, sino la paz de Dios que transforma. En los primeros versículos, Santiago habla de dos clases de sabiduría o conocimiento: una sabiduría humana que queda presa del pecado y otra sabiduría de lo alto que se vincula con la justicia verdadera.

 

Este es un tiempo difícil donde los actos de corrupción, donde los discursos de odio, son aplaudidos y celebrados sin cuestionamientos ni lugar a dudas para muchos y muchas. El negacionismo presente en nuestra sociedad no es inocente. Nos retrocede a cientos de años atrás y nos deja atónitos, sin palabras.

 

Y es entonces cuando recibimos una carta antigua, nos escribe Santiago desde mucho antes en el tiempo para traer luz a nuestro tiempo y decirnos: el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” Hay sabiduría de Dios para la humanidad. Hay esperanza!

 

En oración ecuménica nos reunimos para resistir en esperanza hasta saber dónde están nuestros hermanos y hermanas desaparecidos, para poder nombrar sus muertes, para poder duelar sus vidas.

 

Dice el poeta:

 

¿Adónde estarán

los pétalos de todas las flores?

¿guardadas en el ancho río

en el vuelo escandaloso

o la profunda tierra? 

 

Prohibido no preguntar

Cuando se silencia la historia.

 

caminamos

la noche se vuelve profunda

Otros pasos sostienen mi marcha

Las miradas denuncian ausencias.

 

Prohibido no contar

Cuando se borra la memoria.

 

En mayo se siembran margaritas

Para que la tierra hable.

El silencio no es para siempre.

Las lágrimas riegan

cada semilla y estallan

en brotes de memoria

de verdad

de justicia. 

 

Recibimos promesas de Dios de frutos de justicia para sembrar, para alcanzar la verdadera paz, la que transforma, la que derriba sistemas de odio, la que alumbra resurrección. 

 

Damos gracias por su Palabra-semilla que es terrón de abrigo en la noche fría, que es comunión en la soledad de la incomprensión, que es paz en la tristeza de la búsqueda sin fin, que es justicia en la indiferencia que mira para otro costado cuando duele la opresión.

 

La tierra habla, los huesos hablan, nosotros y nosotras estamos llamados a clamar por esa justicia sin importar el tiempo que sea necesario. Seguiremos marchando hasta reencontrarnos con cada uno y cada una de nuestros hermanos y hermanas. Amén.

 

Carola Tron

Pastora

Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata

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