12 de Abril de 2025
[Por: Jorge Costadoat]
A dos mil años de la Encarnación del Señor, cuando la humanidad entra a una era de cambios que nadie puede imaginar dónde nos llevarán y, por otra parte, la mayoría de los seres humanos todavía no alcanza a vivir dignamente, presento a los lectores un libro disparatado y ambicioso. Adrede he querido meter en un solo ejemplar escritos muy heterogéneos, como si para atinar con el Cristo del Cuarto Milenio hubiera que jugar a todas las posibilidades. Quisiera saltarme el Tercer Milenio, aunque sé que no he logrado hacerlo. Pero la posibilidad de clonar el cristianismo de los dos primeros milenios, un Tercer Milenio como mera continuación del cristianismo occidental no da para más. Aburre imaginarlo.
Traiciona el Evangelio. Me gustaría que los lectores levantaran la mirada un poco más lejos. El Cristo que viene de lejos nos sorprenderá por el lado menos pensado. Intuyo que el Cristo del Cuarto Milenio es más sabio que erudito y más creativo que sabio. Lo veo venir sonriente entre los perdedores de la era anterior, los millones de víctimas de Dinero, la bestia apocalíptica. Con Él la Iglesia volvería a ser la Iglesia de los pobres. El subtítulo “Siete cuentos contra veintiuno artículos” expresa el ardor de la espera y de la búsqueda. Con él quisiera declarar la complicación del intento, conquistar de paso a los amantes de la cabalística -el número siete es más ágil que el número veintiuno- y, más
que nada, compartir con los lectores la convicción de que los cuentos, aunque pocos y sencillos, aciertan mejor que los artículos con lo que quiero decir. Descontada su práctica solidaria y su entrega final en la cruz, Jesús no tuvo mejor manera de urgir la llegada del reinado de Dios que con parábolas que exigían de sus oyentes creer en la fantasía de Dios. Los cuentos son más alegres que los artículos.
El Dios que Jesús revela parece más alegre que serio. Quisiera también que los cuentos, como el camote amortigua el ají en la comida peruana, dulcificaran la combatividad de los artículos. Que algunos artículos trasunten el humor del autor constituirá para muchos una anomalía en el estilo, pero la alegría de Cristo puja desde el fondo de cualquiera ellos y ha sido imposible acotarla en todos los casos.
Más que un libro esta colección de cuentos y artículos es una inquietud apasionada por encontrar al Señor a tientas y a manoteos. Esta colección, libro o lo que sea ha debido resistir la tentación de archivarse entre otras carpetas y pasar al olvido. Pero tratándose de una búsqueda salió a flote y sorteó incluso la censura. Este manojo de ideas y letras consiste en un avance ambicioso, porque la calidad de los escritos no está a la altura de la esperanza que los inspira.
Años después
Hace 24 años publiqué este libro. Esta segunda edición la hace un autor 24 años mayor. Tal vez tendría que hacer al texto varios cambios. La cultura mutó, la fe de los cristianos cambió, la pertenencia eclesial ha experimentado enormes transformaciones. Sin embargo, he decidido no tocar nada de la primera edición. Dejo a los lectores la posibilidad de evaluar qué sigue siendo válido de Cristo para el cuarto milenio y que habría que revisar y cambiar. e esta manera, al mismo tiempo, respeto el prólogo de Claudio di Girolamo. Probablemente él mismo, después de tantos años, lo cambiaría. Vivimos en el cruce, y a veces en el conflicto, de las interpretaciones diría Paul Ricouer. Nadie tiene la última palabra. Tiene, eso sí, la posibilidad de opinar y cambiar de opinión. (Tomado de la introducción).
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