[Por: Luis Van de Velde]
«La voz de la sangre es la más elocuente de las palabras» y la Iglesia (de monseñor Romero) asume la misión de ser «intérprete de ese lenguaje de dolor y de angustia» para «convertirla en un mensaje de consuelo y de esperanza».
Monseñor habla de los asesinados de su tiempo, unos años antes del estallido de la guerra (1981-1992). Luego, durante los gobiernos de ARENA y del FMLN, hemos seguido viviendo tiempos de mucho derramamiento de sangre provocada por la violencia social (entre y desde las pandillas tan violentas). En el actual gobierno salvadoreño, la cantidad de asesinatos ha disminuido considerablemente. También se han reducido los asesinatos lentos, como las amenazas, las extorsiones, el cobro de rentas, los asaltos, los robos, etc. Otro tipo de asesinatos lentos se producen por despidos masivos, desalojos para hacer espacio para grandes proyectos, urbanizaciones en zonas de recarga acuática y la reanudación de la explotación minera en el país…
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