22 de Febrero de 2025
[Por: Juan José Tamayo]
Un diálogo riguroso y respetuoso sobre ética y política
Ética y política, ¿son incompatibles? Este debería ser, remedando a Ortega y Gasset, el tema de nuestro tiempo. Sin embargo, apegados al día a día de la polarización política, del lawfaire y de la guerra cultural en la que la derecha y la extrema derecha marcan el debate político, apenas se reflexiona sobre el tema y cuando se hace, se trata de manera superficial, cuando debería tratarse con rigor y la profundidad filosófica y política que requiere.
Empiezo preguntándome qué es la ética y respondo con la ayuda de algunos de los grandes maestros de moral. En el curso de 1959-1960 dictado en la Universidad Complutense de Madrid, recogido en su libro Ética y política, define la ética como una exigencia, una demanda, la inquietud moral, la “sed de justicia”. El filósofo Emmanuel Lévinas define la ética como la filosofía primera y la entiende como la responsabilidad de cada persona para con las demás, una responsabilidad que califica de indelegable e irremplazable. La ética, afirma Umberto Eco, comienza cuando las demás personas entran en escena.
La realidad nos demuestra que, atendiendo a esta concepción de la ética a ética y la política son incompatibles, ya que la ética está sometida hay al asedio del mercado y la política está controlada por los broligarcas. Es el caso de la política de Trump en la que los multimillonarios tecnológicos y financieros tienen una influencia política sin precedentes que diseñan las reglas de la democracia hasta su destrucción. Lo mismo sucede con los gobiernos de la extrema derecha en Europa en alianza con los movimientos cristianos fundamentalistas e integristas y con los gobiernos considerados liberales que en realidad son neoliberales.
¿A qué se debe en realidad la decadencia de Occidente? A que hemos perdido el compromiso ético profundo de la política, que es dotar de sentido a la vida de las personas gracias a las cosas que son más grandes que nosotros mismos.
Pero, aun siendo tal incompatibilidad una constante en la historia, es necesario hacerlas compatibles y de hecho hay mucha gente y muchos colectivos que trabajan por dicha compatibilidad: los movimientos sociales, los Foros Sociales Mundiales, los pueblos originarios, los gobiernos que, comprometidos radicalmente con la ética, se sitúan en la política en posiciones que quieren superar el capitalismo y las diferencias de clase, el patriarcado y las diferencias de género, el colonialismo y las discriminaciones por razones éticas, así como la depredación de la naturaleza por parte del ser humano dentro del modelo de desarrollo científico técnico de la modernidad. Para ello es necesario que la ciudadanía tome conciencia de su protagonismo porque solo los pueblos con conciencia de ser protagonistas de la historia y de su futuro son los pueblos que tienen esperanza y logran frenar la inmoralidad de los poderosos.
El final de la mesa redonda, que contó con una numerosa participación del público, fue contundente: sin ética lo que impera es la corrupción y se profundizan las brechas de la desigualdad. Sin ética en la vida personal y en la vida política, no hay democracia. Por tanto, de la compatibilidad entre ética y política depende la buena salud de la democracia, que no puede limitarse a una mecánica electoralista, sino que es un proyecto moral siempre en permanente construcción.
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