[Por: Eduardo de la Serna]
Entre chicos, a veces, especialmente entre los más pendencieros, ocurría, a veces, escuchar “te voy a ir a buscar”. La idea era resaltar que el que lo decía sabía dónde estaba o vivía el interlocutor e iba a buscarlo para “agarrarlo a trompadas”, para “romperle la cara” … Quizás el objetivo era más amedrentar al sujeto, provocarle miedo, ya que la razón evidente de la “búsqueda” no estaba implicada en la intimidación…
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