[Por: Eduardo de la Serna]
En la literatura, por tanto, también en la Biblia, hay personajes que no se entienden ni conocen bien sino en relación a otros (Don Quijote y Sancho Panza, por ejemplo, se iluminan mutuamente). Por tanto, mirar a uno sin tener en cuenta al otro sería muy limitante. Esto es doblemente importante de tener en cuenta en los relatos donde hay una mirada patriarcal (es decir, desde “el patriarca”, varón, jefe) para la cual determinados personajes se presentan limitadamente en la medida en que “valen” para el personaje en cuestión. Tal es el caso de tres personajes que se implican mutuamente y todos ellos en función del patriarca Abraham. Nos referimos a Sara, Agar e Ismael. A ellos dedicaremos sendos trabajos, entonces. Pero reiteramos que es importante que se iluminen mutuamente. Por otro lado, es interesante recordar que en muchos textos bíblicos hay más de una tradición que se integran, como es el caso del momento en que, para evitar su propio maltrato, ante la belleza de Sara, Abraham le hace mentir afirmando que es su hermana (12,10-20; 20,1-18). Sin duda se trata de un mismo texto antiguo narrado con matices diferentes…
Descargue el artículo.
©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.