24 de Enero de 2025
[Por: Luis Van de Velde]
En nuestro tiempo y, quizás, en todos los tiempos, es tremendamente difícil discernir entre la verdad y la mentira de las palabras, especialmente si estas son pronunciadas por políticos de los diferentes órganos del Estado y de los partidos, y aún más difícil en tiempos electorales. Sabemos de gobiernos que no informan adecuadamente sobre el uso de los fondos públicos. Sabemos de gobiernos que han encubierto mucha corrupción. Sabemos que el presupuesto asignado a la presidencia de El Salvador ha sido desde hace décadas fuente de abuso, porque la misma ley permite no informar. A pesar de vivir en una época en la que las redes sociales nos bombardean constantemente con mensajes que dicen ser información, no tenemos las herramientas necesarias para discernir la verdad de la mentira. Los algoritmos de Facebook (y otros) deciden qué noticias nos llegan, cuáles nos gustan, cuáles confirman nuestros pensamientos…
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