23 de Noviembre de 2024
[Por: José María Tojeira]
Las lecturas que hemos escuchado nos hablan de siembras y de cosechas. Sembrar y cosechar, después de milenios de cultura agrícola, siguen manteniendo el símbolo de la capacidad humana de realizarnos como personas de bien o perdernos entre matorrales de egoísmo y confusión, pensando que el mayor tamaño de la maleza da mejores y más abundantes frutos. En el cristianismo es el fruto de la siembra no solo lo que nos alimenta, sino lo que nos une a Jesús, el Salvador, y a nuestros prójimos, cuando compartimos el pan que Él nos dejó como signo eficaz de su presencia. En la cultura maya los seres humanos fuimos creados con maíz y por eso lo cultivamos y nos alimentamos de él, uniéndonos a él y al dios que lo representa. La siembra y el grano son siempre recuerdo de algo que nos trasciende y nos impulsa a la multiplicación del bien...
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Imagen: https://mapsicologos.com/2018/12/07/la-importancia-de-compartir-en-nuestras-vidas/
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