09 de Noviembre de 2024
[Por: Juan Manuel Hurtado López]
Primera historia
Éramos entre 400 o 500 personas, hombres, mujeres y niños los que caminábamos en aquella marcha-peregrinación hacia el templo de Amatán, Chiapas. Los sacerdotes íbamos mezclados con el pueblo. Ahí caminaba el padre Marcelo. Íbamos con mantas, pancartas, santos, música de los coros, cantos, incienso y oraciones. Ahí denunciábamos la impunidad de los asesinos, el abuso del poder, del encubrimiento a los criminales por parte del gobierno y la exigencia de justicia y de paz para la región de los Altos de Chiapas. Días antes habían asesinado a un hombre muy allegado al trabajo de la parroquia y días anteriores habían asesinado a más personas.
Se sentía un aire pesado, grueso como capa de concreto. Y es que había el rumor de que la columna de la peregrinación podía ser atacada por los paramilitares. Así que caminábamos con algo de temor.
Al llegar a la pequeña plaza del pueblo donde está la Presidencia Municipal, encontramos que estaba atestada de militares empuñando sus armas de alto calibre.
Nosotros rodeamos el Altar para la Eucaristía. Ahí seríamos ya unas 700 personas. Presidió la Eucaristía el padre Marcelo que era el mediador en la mayoría de los conflictos que se daban en la región.
“Ustedes también pueden acercarse a la Misa, hermanos, les dijo a los militares, todos están invitados”. Ellos, como los soldados de Pompeya, quedaron petrificados por la sorpresa pero no bajaron sus armas.
Y en la homilía fue contundente. “No se pueden seguir cometiendo injusticias y atropellos con tanta violencia contra los más pobres y contra los que están mediando para buscar la paz en las comunidades”. Citaba a Don Samuel: “La paz es fruto de la justicia”. Para esto se exige la conversión del corazón, el amor al hermano, el respeto a la vida, como nos enseñó Jesús.
“La raíz de toda esta violencia que venimos padeciendo es por el afán de poder, de dominio, de dinero de algunos grupos y personas que sólo buscan su provecho y ganancia”. “No respetan la vida”. Citó a Mons. Romero, a Aparecida, al Papa Francisco. Los soldados ya no hallaban donde acomodarse: disparar a la multitud hubiera sido una locura.
Al padre Marcelo en todo momento lo vi seguro, tranquilo, valiente, firme. En ningún momento titubeó, y eso que de niño era un poco tartamudo.
Ante este hombre pequeño de estatura pero gran profeta por la fuerza de su palabra, de su espíritu y de su confianza en Dios, tuvieron que aguantar y escuchar lo que sus oídos no querían oír. En verdad que se escuchabas su voz profética impulsada por el Espíritu de Jesús. Su voz tenía mucha autoridad.
Segunda historia
Ahora estamos en la región de Solosuchiapa, Rayón, Tapilula, Tapijulapa en los Altos de Chiapas. Es una región boscosa, especialmente llena de pinos, pinabetes y otros árboles que crecen en la región.
Junto con los padres franciscanos de la Región habíamos planeado hacer una gran marcha-peregrinación para poner alto a la tala de los montes y al daño ecológico que se estaba dando con una empresa extractivista. Ahí fue naciendo MODEVITE: Movimiento en defensa de la vida y del territorio.
Hicimos una gran caminata animada con cánticos, vivas, banderas, estandartes de santos –sobre todo la Virgen de Guadalupe- incienso, mantas, pancartas. En estas peregrinaciones son muy importantes los coros: son conjuntos musicales indígenas normalmente compuestos por cuatro instrumentos: el guitarrón, el violín, la guitarra y la vihuela o el cuatro.
De nuevo, el organizador y mediador en toda esta lucha fue el padre Marcelo. Era una lucha más allá del territorio de la diócesis de san Cristóbal de Las Casas. Venían de Tabasco, Campeche, Quintana Ro. Ahí intervenían los diáconos, los catequistas, los Consejos parroquiales, los religiosos, los presbíteros y los creyentes de las comunidades.
Faltaron muchas personas de otras parroquias. Esto no desanimó al padre Marcelo. Al contrario, lleno de entusiasmo habló de la importancias de juntar y articular esfuerzos de varias diócesis para buscar el bien común, para buscar la vida de las comunidades y de nuestra hermana Madre tierra, como decía San Francisco de Asís.
Lo importante es el Reino de Dios, la propuesta de Jesús, el Evangelio y escuchar y hacer lo que Jesús nos pide. Esto más allá de miedos, cansancios, arriesgar la vida.
Para sustentar el cuidado de la naturaleza y sus recursos se apoyó en Laudato Si’ del Papa Francisco, para hacer ver que se trata de una ecología integral y no solo de los recursos de la tierra. Las empresas extractivistas no ven el cuidado de los pobres ni el futuro de las próximas generaciones. Todo lo hacen con afán de lucro. Y lo que ahora es un paraíso como Chiapas, puede convertirse en un desierto como pasó con regiones de África.
El padre Marcelo hablaba sin rencor, sin violencia; al contrario, invitaba a trabajar por la paz, por el perdón y por la reconciliación.
Tercera historia
“Ustedes sí son solidarios, muchas gracias”, eso nos decían los maestros en huelga en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del Estado de Chiapas. Era una huelga convocada por la Coordinadora Nacional de trabajadores de la educación a la que se habían sumado otras secciones del Sindicato nacional de trabajadores de la educación. Era muy fuerte la huelga, miles de maestros apostados por las grandes avenidas y en la plaza central de la ciudad. Ya llevaban cerca de un mes en huelga.
Nosotros íbamos de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, sobre todo de Comunidades Eclesiales de Base, de MODEVITE, de otros grupos solidarios, de Pueblo Creyente. Éramos miles los que participamos en esa marcha, fue muy fuerte nuestra presencia y denuncia.
Entramos por la carretera que viene de San Cristóbal a Tuxtla. Caminamos varios kilómetros con pancartas, banderas, coros, mantas con exigencia de justicia y alto a la corrupción. Al paso de la marcha íbamos saludando a los maestros sentados en las banquetas. Lo sacerdotes nos pusimos nuestra alba y nuestra estola. Con nosotros caminaba el padre Marcelo.
Les llevábamos víveres y un aporte económico que entregamos a los líderes de la huelga.
Al llegar al templete preparado para la ocasión, subió el padre Marcelo a dirigir una palabra a la multitud. El padre Marcelo siempre se apoyaba en la Sagrada Escritura, en el Magisterio, sobre todo Medellín, Puebla, Aparecida, el Papa Francisco, Mons. Romero. Era un asunto de Derechos humanos. Y cuando uno de estos derechos es conculcado, entonces se debe denunciar, siempre buscando el bien común.
Su palabra de autoridad moral era una palabra de solidaridad, fue muy bien aceptada por la multitud.
Recuerdo que al final me pidieron que yo diera la bendición a la multitud. Yo dudé unos instantes en hacerlo porque en esos ambientes hay muchos no creyentes o no católicos o de otras religiones. Total, ahí improvisé una bendición “más universal” que no hiriera a nadie y sí beneficiara a todos.
Cuarta historia
Esta marcha fue muy original, novedosa y creativa. Ahí estaba MODEVITE, varias parroquias, sacerdotes, Pueblo Creyente de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y otras organizaciones y grupos.
La originalidad de esta marcha es que fue por pueblos: Simojovel, San Cristóbal, Huixtán, Oxchuc, Ocosingo, Cancuc y otros; y en cada pueblo se hacía un Foro temático con las distintas problemáticas que se daban en la región de Los Altos de Chiapas: sobre la mujer, el alcoholismo, la ecología, la violencia, la droga, la corrupción, etc. Entonces, llegaba la marcha a un pueblo y ahí se detenía en un templete para hacer el Foro que duraba todo un día o más. Lo primero que se hacía era la oración de los ancianos, siempre acompañada de los coros, las banderas, los santos, el incienso, los Vivas, los cánticos. Ahí se proclamaban las demandas a las autoridades locales, a los gobiernos estatal y federal, a los que manejan el poder y el dinero. La marcha duró cerca del mes, todos y todas a pie.
Era impresionante observar aquella columna de gente que zigzagueaba por las carreteras y terracerías entre el verdor de la selva chiapaneca.
A mi parroquia de Pantelho’ nos tocó caminar de Oxchuk a Cancuc, aunque hubo jóvenes que caminaron los 28 días. Éramos miles los que caminábamos. Recuerdo que cuando llegamos a Cancuc y entramos por la calle hasta llegar a las ruinas de un templo antiguo, no se le veía fin a la columna de gente.
El padre Marcelo acompañó la marcha y en diversos momentos dirigió su palabra. MODEVITE agarró más fuerza con este movimiento.
Es claro que toda esta presión social de las diversas marchas, peregrinaciones, denuncias, comunicados y mediaciones para la paz fue abonando el terreno para decretar el asesinato del padre Marcelo. Sobre todo por aquellos que se sintieron afectados en sus intereses, corrupciones, saqueo de los recursos naturales, robos, asesinatos, trasiego y venta de droga.
El martirio del padre Marcelo es consecuencia de su compromiso radical con la justicia, con la paz, con el Evangelio. Es expresión de su compasión por el pueblo empobrecido, desplazado, vilipendiado, explotado y perseguido en la región. Su martirio es expresión de su fe y esperanza en el Dios de Jesucristo, es expresión de las Bienaventuranzas. “Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9) ¡Viva el padre Marcelo!
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