31 de Octubre de 2024
[Por: Juan José Tamayo]
El teólogo del Dios liberador frente al cura del Dios inquisidor
Con profunda tristeza recibí esta noche la noticia del fallecimiento de Gustavo Gutiérrez de parte de mis amigas y amigos peruanos que interrumpieron mi sueño. Con ese trasfondo de tristeza, pero también con la esperanza de seguir caminando por la senda liberadora que Gustavo abrió en mi vida durante la lectura de sus textos y en tantos encuentros y diálogos como compartí con él. Comparto mi testimonio sobre mi maestro, colega y entrañable amigo con las lectoras y lectores de Religión Digital.
El 22 de octubre de 2024 falleció en Lima a los 96 años Gustavo Gutiérrez, “el teólogo del Dios liberador”, como le definiera su amigo y compatriota el antropólogo y escritor José María Arguedas en su libro El zorro de arriba y el zorro de abajo, que le contraponía al “cura del Dios inquisidor” de Todas las sangres. Con su muerte la teología cristiana pierde a uno de sus más importantes, creativos y reconocidos referentes y la teología de la liberación acusa la orfandad por perder a quien es considerado el padre del nuevo paradigma teológico liberador en América Latina, que supuso una verdadera revolución epistemológica y metodológica en el discurso religioso y en la praxis de los cristianos y cristianas con importantes repercusiones en las ciencias sociales. A través de la lectura de sus obras y de numerosos encuentros Gustavo ejerció una profunda influencia en mi pensamiento y en mi vida y me ayudó a pasar del paradigma de la teología moderna, en el que estaba cómodamente instalado, al de la teología de la liberación.
En el prólogo al libro del teólogo peruano “La densidad del presente” (Sígueme, Salamanca, 2003) Casiano Floristán traza la siguiente semblanza de su amigo y colega Gustavo: “Rápido y nervioso, menudo de estatura, de gruesas lentes y agudos análisis y juicios, con mirada guasona y verbo rebosante […]. Gustavo posee una sólida formación humanista, literaria y teológica. Se nota su formación francesa universitaria por la claridad, sagacidad y humor con que trata los temas”. Daniel Groody, que trabajó con Gustavo y con Virgilio Elizondo en la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos) destaca “su alegría, sencillez de corazón, humor, agudeza y atenta preocupación por los que le rodean”.
Formación interdisciplinar
Gustavo Gutiérrez tenía una excelente formación interdisciplinar, Estudió medicina en la Universidad Nacional Mayor San Marcos (Lima), filosofía y psicología en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), y teología en la Facultad de Lyon (Francia) y en la Universidad Gregoriana (Roma). Fue profesor de teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú y en la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) y fundador del Instituto Bartolomé de Las Casas de Lima. Ejerció el ministerio pastoral en la parroquia de Cristo Redentor, del barrio popular de Rimac (Lima), donde conoció y vivió en su propia carne la pobreza, que siempre consideró fruto de la injusticia estructural, y practicó la solidaridad con los sectores más vulnerables. Esa experiencia está en la base de la opción por las personas, los colectivos y los pueblos empobrecidos, que en sus escritos y su vida elevó a la categoría de verdad teológica enraizada en el Dios de la esperanza, basada en Jesús de Nazaret, el Cristo liberador, y virtud ética y evangélica.
Participó en el Concilio Vaticano II, junto con el teólogo chileno Segundo Galilea, ambos asesores del obispo chileno Manuel Larraín, entonces presidente del CELAM, quien mostró la necesidad de celebrar la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, que tuvo lugar en 1968 en Medellín. Aun valorando muy positivamente la orientación reformadora del Concilio, Gutiérrez no se mostró del todo satisfecho con sus resultados, que consideraba demasiado eurocéntricos.
Intervino como consultor teológico en la Conferencia de Medellín, que llevó a cabo un cambio radical de la Iglesia colonial al cristianismo liberador. Coincido con el Casiano Floristán en que la teología de la liberación no tuvo su origen en Medellín, sino que, más bien, Medellín constituyó un logro de dicha teología, a la que reconoció carta de ciudadanía en el seno de la Iglesia latinoamericana.
Fue miembro del Consejo director de Concilium. Revista Internacional de Teología, donde compartió reflexiones y experiencias con algunos de los más importantes teólogos y teólogas de la segunda mitad del siglo XX: Rahner, Küng, Metz, Moltmann, Schillebeeckx, Boff, Congar, Elizondo, Floristán, Elisabeth Schüssler Fiorenza, Mary John Mananzan y Duquoc, entre otros. En 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto con el periodista polaco Ryszard Kapuscinski por su compromiso ético con los sectores más desfavorecidos y por haber impulsado la teología de la Liberación, considerada por el Jurado una de las corrientes de pensamiento cristiano más vivas y dinámicas de la actualidad.
Teología de la liberación: cambio de paradigma
En 1971 el Centro de Estudios y Publicaciones, de Lima, publicó Teología de la liberación. Perspectivas. su obra más emblemática e influyente en el panorama teológico mundial. Un año después aparecía en España en la editorial Sígueme, que en 1990 publicó la décimo cuarta edición revisada y aumentada con una nueva introducción titulada “Mirar lejos”. En 2022 apareció la 19ª edición con una presentación de Ángel Cordovilla con motivo del cincuenta aniversario de la primera edición publicada en Sígueme. La obra ha sido traducida a los idiomas francés, inglés, alemán, italiano, portugués, holandés, japonés y coreano.
Me parece importante subrayar la dedicatoria por su plena sintonía con el nuevo paradigma teológico que inauguraba. El libro está dedicado a Enrique Pereira Neto, sacerdote brasileño torturado y asesinado en 1969 por el Comando de Caza a los Comunistas durante la dictadura, y al escritor y antropólogo peruano José María Arguedas. Se inicia con un texto de la novela de su compatriota Todas las sangres, en el que el sacristán y cantor de San Pedro de Lahuaymarca, considerado por Gustavo “precursor de la teología de la liberación”, replica a un cura del Dios inquisidor con argumentos similares a los utilizados en el libro de Gutiérrez. El escritor peruano le confesó al teólogo que en el Dios liberador que él representaba sí creía. “Yo siento a Dios de otro modo”, dice Matilde, esposa de Fermín, uno de los protagonistas de la novela Todas las sangres. Quizá esta sentencia, observa Gustavo, quisiera expresar lo vivido por Arguedas, que “no sentía a Dios como los señores y los bienpensantes”, sino como “Dios esperanza, Dios alegría, Dios ánimo”.
Refiriéndose a esta misma afirmación de Matilde, la teóloga y religiosa misionera Consuelo de Prado, estrecha colaboradora de Gustavo, la interpreta desde una perspectiva feminista y reivindica el derecho de la mujer a sentir de distinta forma y, consiguientemente, a expresar también de otra manera su peculiar experiencia de Dios, caracterizada por su sentido relacional, que desborda la frialdad conceptual e implica todas las dimensiones de la vida en esta relación.
El comienzo de la edición original de Teología de la liberación. Perspectivas constituye la mejor demostración de que este libro inaugura un cambio radical de paradigma teológico en América
Latina, que define como “subcontinente de opresión y despojo”:
“Este trabajo intenta una reflexión, a partir del Evangelio y de las experiencias de hombres y mujeres [lenguaje inclusivo] comprometidos en el proceso de liberación, en este subcontinente de opresión y despojo que es América Latina. Reflexión teológica compartida en el esfuerzo por la abolición de la actual situación de justicia y por la construcción de una sociedad distintas, más justa y más humana. La ruta del compromiso liberador ha sido emprendida por un número creciente de cristianos: a sus esperanzas y reflexiones se debe lo válido que puede haber en estas páginas. Nuestro deseo es no traicionar sus vivencias y sus esfuerzos por elucidar el significado de su solidaridad con los oprimidos”.
Gutiérrez define la teología como reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la Palabra, como teología de la transformación liberadora de la historia de la humanidad, que no se limita a pensar el mundo, sino que es un momento del proceso de transformación del mundo abriéndose al don del reino de Dios “en la protesta ante la dignidad humana pisoteada, en la lucha contra el despojo de la inmensa mayoría de los hombres, en el amor que libera, en la construcción de una nueva sociedad, justa y fraterna”. En este nuevo paradigma teológico resuena la tesis XI de Marx sobre Feuerbach: “Los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo”.
La teología de la liberación articula armónicamente pensamiento y vida, teoría y praxis, rigor metodológico y denuncia profética de las injusticias, discurso religioso y ciencias sociales, salvación y justicia, estudio y oración, espiritualidad liberadora y compromiso social, contemplación y acción, amor universal y opción preferencial por las personas y los colectivos empobrecidos.
Preguntas desde el “reverso de la historia”
Es un nuevo modo de hacer teología, de sentir, de vivir y de pensar a Dios desde el “reverso de la historia” con repercusiones sociales, políticas y económicas desestabilizadoras para el sistema neocolonial y neoliberal latinoamericano. Un sistema que el Papa Francisco define como “la globalización de la indiferencia” que nos vuelve incapaces de compadecernos ante los clamores los otros, de llorar ante el drama de los demás y de cuidar a las personas más vulnerables, y genera una población “sobrante” convertida en desechos humanos.
El teólogo peruano nada tiene que ver con la definición que diera el arzobispo anglicano William Temple a la pregunta sobre qué es un teólogo, me imagino que con sentido de humor británico: es una persona muy sensata y sesuda que pasa toda una vida encerrada entre libros intentando respuestas exactísimas y precisas a preguntas que nadie se plantea. Las preguntas que se plantea Gustavo tienen que ver con el sufrimiento, la pobreza, la injusticia y la materialidad de la vida: ¿dónde dormirán los pobres?, ¿cómo hablar de Dios desde el sufrimiento de los inocentes?, ¿cómo hablar de la resurrección cuando las personas empobrecidas mueren “antes de tiempo” y “sin llegar a sazón”?, ¿cómo hablar de Dios como Padre y Madre cuando los seres humanos no son hermanos y hermanas?
Y otras preguntas más radicales que se hacía en 1979: “¿Tiene sentido hacer teología en un mundo de miseria y opresión?, ¿no estaremos dejándonos llevar más por la inercia de la formación teológica que por los problemas reales de un pueblo que lucha por su liberación?”. La teología, para Gutiérrez, es acto segundo; el encuentro con el Dios de los pobres y la praxis son el acto primero. Quien hace teología y no está en el acto primero, su discurso puede ser calificado que cínico.
Durante los últimos años escribió un libro que aparecerá póstumamente y esperamos leer con la misma fruición que los anteriores de su extensa y creativa bibliografía. Será su testamento y la rúbrica de una vida en camino hacia la utopía por la senda de la liberación.
Bibliografía de Gustavo Gutiérrez
La pastoral de la Iglesia en América Latina. Análisis teológico (1968)
Hacia una teología de la liberación (1969)
Pobreza evangélica: solidaridad y protesta (1970)
Teología de la liberación. Perspectivas (1971, en Perú; 1972, en España)
Teología desde el reverso de la historia (1977)
El Dios de la vida (1982)
La fuerza histórica de los pobres (1982)
Beber en su propio pozo. En el itinerario espiritual de un pueblo (1984)
La verdad los hará libres. Confrontaciones (1986)
Hablar de Dios desde el sufrimiento de los inocentes. Una reflexión sobre el libro de Job (1988)
Dios o el oro en las Indias. Siglo XVI (1989)
Entre calandrias. Un ensayo sobre José María Arguedas (1990)
En busca de los pobres de Jesucristo. El pensamiento de Bartolomé de Las Casas (1993)
Compartir la palabra a lo largo del año litúrgico (1995)
Teología: acontecimiento, silencio, lenguaje, en colaboración con L. Jaime Cisneros (1996)
¿Dónde dormirán los pobres? (2002)
Acordarse de los pobres. Textos esenciales, introducción de Rolando Ames, selección y notas introductorias de Andrés Gallego (2003)
Densidad del presente. Selección de textos, introducción de Casiano Floristán: Gustavo Gutiérrez: su persona, su teología y su espiritualidad (2003)
Del lado de los pobres. Teología de la liberación, en colaboración con Gerhard L. Müller
(2005)
Textos de espiritualidad, selección e introducción de Daniel G. Groody (2013).
Obras colectivas sobre Gustavo Gutiérrez
Consuelo de Prado y Pedro Hughes (coords.), Libertad y esperanza, A Gustavo Gutiérrez por sus 80 años (2008)
Carolina Romero y Luis Peirano (eds.), Entre la tormenta y la brisa: homenaje a Gustavo Gutiérrez (2010)
Andrés Gallego, Carmen Lora y Pedro De Guchteneere (coords.), Memoria, presencia y futuro. A los 50 a los de la Teología de la liberación (2021)
Mis libros sobre Gustavo Gutiérrez
Para comprender la teología de la liberación Editorial Verbo Divino, Estella, 8ª ed., 2020, pp. 242-249
Panorama de la teología latinoamericana (en colaboración con Juan Bosch), Editotial Verbo Divino, 2002, 2ª ed., pp. 241-256
La teología de la liberación en el nuevo escenario político y religioso, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2011, 2ª ed., pp. 414-426
Teologías del Sur. El giro descolonizador, Trotta, Madrid, 2024, 2ª ed., pp. 165 ss.
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