[Por: Eduardo de la Serna]
Creo que todos sabemos que, con mucha frecuencia, hacer un público reconocimiento de alguien, en el fondo, sirve para simular nuestra propia auto-exaltación. Entonces empezamos destacando los grandes logros de la persona homenajeada, de un modo que todos puedan tener constancia de cuánto hemos leído sus obras, cuánto conocemos su personalidad y pensamiento, qué capacidad tenemos de reconocer; y entonces – hablando de la persona en cuestión – lo que hacemos es presentarnos a nosotros, ponernos delante. Así empezamos que Fulano/a decía tal cosa, que escribía tal otra, que mostraba esto o sintetizaba aquello… y el objetivo es que espectadores y espectadoras vean “cómo conocíamos”, y logramos así aparecer nosotros simulados detrás de “en nombre de”…
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