12 de Octubre de 2024
[Por: Olga Consuelo Vélez]
El Sínodo ha iniciado la segunda semana de realización. Comenzó con un retiro espiritual y una vigilia penitencial en la que, después de escuchar tres testimonios -de un sobreviviente de abusos sexuales, de una voluntaria que acoge a migrantes y de una religiosa testiga de la guerra en Siria-, siete cardenales pidieron perdón por pecados de la Iglesia que han socavado la confianza en ella. El mismo Papa redactó esas peticiones de perdón contra los abusos sexuales de menores, contra la paz, la creación, los pueblos indígenas, los migrantes, el pecado contra la mujer, la familia, los jóvenes; el pecado contra la pobreza, contra la sinodalidad, contra la falta de escucha, y contra la doctrina utilizada como piedra para ser arrojada. Personalmente me impactaron las palabras con las que se introducía cada petición de perdón: “sintiendo vergüenza”. Efectivamente, solo desde una vergüenza sincera y honda se puede recomenzar de nuevo. Muchos han tapado los pecados de la Iglesia. Otros los han relativizado aduciendo que ellos suceden mucho más en otros espacios no eclesiales y otros los han calificado como ataques contra la institución eclesial. Esa vigilia permitió mostrar un deseo sincero de honestidad, de reparación de las víctimas, de hacer lo posible porque eso nunca más suceda. Todo esto solo será posible en la medida que todos los miembros del Pueblo de Dios “sintamos vergüenza” por la Iglesia que amamos, reconociendo que le falta tanto para testimoniar la Iglesia querida por Jesús…
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