[Por: Ignacio Madera Vargas | El Universal]
Ante los hechos de violencia, enfrentamientos y atentados de los últimos días en el país, los hombres y mujeres de esta patria no podemos acostumbrarnos a que las cosas no puedan ser de otra manera. Las víctimas preguntan continuamente a Dios, ¿dónde estabas cuando te necesité? Las madres viudas, los hijos huérfanos, los jóvenes retenidos, los viejos enfermos secuestrados, los niños obligados a ser parte de este infierno de la guerra, todos al unísono hacen preguntas frontales a Dios. Y es posible que la respuesta sea un silencio profundo y duro porque cuando Dios se silencia, entonces los seres humanos tenemos que hablar, y decir, y gritar y actuar de acuerdo con la intensidad de los decires y los gritos…
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