08 de Setiembre de 2024
[Por: Olga Consuelo Vélez]
El evangelio de Marcos continúa este domingo, relatándonos la curación de un tartamudo sordo. Decimos tartamudo y no mudo porque el texto dice que “no hablaba correctamente”. Marcos sitúa a Jesús en camino más allá de Galilea y realizando los signos del reino, uno de ellos las curaciones a los enfermos. La liturgia se salta el texto de la curación de la hija de una sirofenicia que antecede a esta curación. Por otra parte, esta curación se asemeja mucho a la curación de la hija de Jairo, relatada en el capítulo 5. En ambos textos Jesús pronuncia unas palabras: “Talita Kum” = levántate y Effatá = Ábrete. “Al instante” la niña se levanta y se pone a andar; “al instante”, se le abren los oídos al sordo y se le suelta la atadura de la lengua y habla correctamente; y, con la niña, los presentes “quedaron fuera de sí” y con el sordo se “maravillaban sobre manera”. Como vemos, las curaciones siguen, en muchos casos, pasos similares, lo que muestra que son contados en un género literario, sin que esto invalide la experiencia histórica que debió acontecer, a partir de la cual, los que están con Jesús ven cómo se hace presente el reino de Dios anunciado por Él, rompiendo ataduras, exclusiones, impedimentos para que las personas tengan vida y vida en abundancia en ese contexto…
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