29 de Agosto de 2024
[Por: Juan Manuel Hurtado López]
Ya son tres años desde que el Papa Francisco lanzara la convocación a un Sínodo sobre la sinodalidad de la Iglesia el 9 de octubre de 2021. Desde entonces a esta fecha la Iglesia “se ha movido”: innumerables asambleas a nivel parroquia, zona, diócesis, países, continentes y la asamblea de octubre pasado en Roma. También, han salido a la luz muchas reflexiones, libros, encuentros, seminarios, talleres, congresos teológicos sobre el tema de la sinodalidad de la Iglesia.
Ya tenemos también el Instrumentum laboris para la sesión de octubre próximo.
Pero después de todo ¿Con qué llegamos como Iglesia? Con algunas certezas, con otro estado de ánimo y con muchas dudas y preguntas.
Certezas
Tenemos la certeza de que ya no podemos seguir caminando sin más en forma dicotómica: jerarquía y laicado. Sino que la ruta segura y necesaria es caminar como Pueblo de Dios, todos y todas, con la misma dignidad e igualdad y ejerciendo algún ministerio, pero no como “auctoritas” (poder), sino como servicio a la unidad.
La certeza de que la sinodalidad no es apenas una cualidad de la Iglesia, sino que es dimensión constitutiva y esencial como lo son la unidad, la santidad, la catolicidad, la apostolicidad y el ser misionera, evangelizadora, como afirma el gran Papa Paulo VI en Evangelii Nuntiandi. De ahora en adelante todas las asambleas deben ser eclesiales, para que participe el Santo Pueblo de Dios en la escucha, reflexión, discernimiento y decisión. Ser sinodal es lo mismo que decir Iglesia, decía el gran San Juan Crisóstomo. De esta manera la Iglesia podrá desarrollar el tema del Sínodo. “Por una Iglesia sinodal: la comunión, participación y misión”.
Llegamos con la certeza de que muchas cosas deben cambiar en la Iglesia para que en verdad ésta sea misionera, Iglesia en salida, hospital de campaña.
Llegamos con la certeza de que, para que la Iglesia sea sacramento de salvación en el mundo, signo e instrumento del Reino, entonces la sinodalidad debe abrirse a las dimensiones del Reinado de Dios; de lo contrario quedaría encapsulada en las estructuras eclesiales, en la organización, en los sacramentos, en la catequesis. La sinodalidad debe abrirse entonces a los temas de igualdad, justicia, pobreza, daño ecológico, violencia en el mundo, paz. Se trata de una construcción en conjunto de toda la humanidad donde la Iglesia es un signo, un instrumento de esa fraternidad que se quiere construir, de esa unidad de todo el género humano y de la humanidad con Dios (LG,1).
Llegamos con la certeza de que la evangelización debe ser inculturada, asumiendo la riqueza de todas las culturas de los pueblos, su sentido de lo sagrado y la manera de expresarlo, como nos mostró el Sínodo sobre la Amazonía.
Ánimo
Hay que decirlo, llegamos con un buen ánimo, motivados por el Papa Francisco que ha sido aire fresco en la Iglesia, llegamos con ganas de caminar. Tenemos algunas expectativas, hemos ganado confianza en la fuerza del Espíritu Santo que guía a la Iglesia, que le hace oír sus clamores; y no tanto ni principalmente que nosotros somos los que guiaamos a la Iglesia y le indican por dónde caminar. En América Latina ya tuvimos la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe y no sólo un Conferencia Episcopal. Tenemos el Sínodo de la Amazonia y la creación de la CEAMA (Conferencia Eclesial de la amazonía) y las Encíclicas y Exhortaciones del Papa Francisco que mucho nos animan.
Dudas y preguntas
Aquí sí se levantan muchas dudas sobre el tipo de formación en los Seminarios y Casas Religiosas, sobre la capacidad real de cambiar en muchos presbíteros y obispos, dado el clericalismo.
También hay muchas preguntas sobre la Ordenación de diaconisas, Ordenación con el sacramento del Orden para mujeres (Ver el Cuaderno No 001 de Mons. Erwin Kräutler, Roma locuta ¿causa finita? Observatorio latinoamericano sobre la sinodalidad).
El tema del celibato sacerdotal, si sigue siendo obligatorio como hasta hoy o puede ser opcional. Decía un teólogo el otro día, palabras más, palabras menos: ¿Qué es más escandaloso: que se ordenen sacerdotes casados o que miles de comunidades se queden sin la Celebración de la Eucaristía el domingo?
El tema de las Conferencias Episcopales –hasta ahora- o más bien, Conferencias eclesiales, con la participación de laicos, religiosas, religiosos y sacerdotes como la CEAMA de la Amazonía.
El tema sobre la cuestión de género, ministerios, pobreza en la Iglesia y otros muchos.
Pero, confiados en la fuerza y acompañamiento del Espíritu a su Iglesia, esperamos que el agua de la piscina de Siloé se mueva y vengan cambios profundos en la Iglesia. Estamos en una primavera de aire fresco con Francisco y no podemos dejar pasar el momento.
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