13 de Abril de 2012
Se asomaba el día, cuando las mujeres se dirigían al sepulcro con los más sentidos y preciados perfumes. La mañana estaba en calma, y se oían los ecos del silencio: ¡El Amor nunca muere. Siempre está vivo, y conmigo viene! Allí, en la tumba, se iluminó una certeza, se experimentó una Presencia: Jesús ya no está en el sepulcro de piedra. Se encuentra en los Templos Vivientes, en la buena gente, en las manos honradas, en la paz y la alegría, en la justicia y lealtad, en los nombres que amamos, en los ojos que nos aman. JUSTA DEL SOL HERNANDO. ECLESALIA,
Se asomaba el día, cuando las mujeres se dirigían al sepulcro con los más sentidos y preciados perfumes. La mañana estaba en calma, y se oían los ecos del silencio: ¡El Amor nunca muere. Siempre está vivo, y conmigo viene! Allí, en la tumba, se iluminó una certeza, se experimentó una Presencia: Jesús ya no está en el sepulcro de piedra. Se encuentra en los Templos Vivientes, en la buena gente, en las manos honradas, en la paz y la alegría, en la justicia y lealtad, en los nombres que amamos, en los ojos que nos aman. JUSTA DEL SOL HERNANDO. ECLESALIA,
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