07 de Julio de 2024
[Compilador: Oscar Lobo i Oconitrillo]
Hoy hay tanta violencia en las sociedades humanas, que nos mueve a preguntarnos si es este el destino del mundo, si las guerras y la destrucción constituyen impulsos connaturales a la esencia misma del ser humano. La perversidad de los malos -argüía Hobbes- pone incluso a los buenos en la obligación de recurrir si quieren protegerse, a las virtudes bélicas, la violencia y la astucia, o mejor dicho a la rapacidad bestial. Hay en el filósofo, en primer término, un reconocimiento implícito de la violencia como algo, innato al ser humano. Después Hobbes lo reconoce explícitamente al afirmar que la maldad del “hombre” le es innata. Pero aquí hay algo más, el filósofo razona que el uso de la violencia es incluso una “virtud bélica”, cuando el ser humano la emplea con el objeto de protegerse. Este es ya un juicio de carácter ético, que tiene por lo tanto que ver con el bien y el mal. Ya sabemos cuál es la teoría que se desprende de ese razonamiento: las sociedades requieren de gobiernos fuertes, de un poder absoluto sin descartar el autoritarismo para poder ejercer el mandato y controlar el impulso agresivo que deviene de “la motivación egoísta” que anida en todos los seres humanos. De ahí que los gobiernos “blandos” no son concebidos en la filosofía política de Thomas Hobbes…
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Imagen: https://courier.unesco.org/es/articles/los-origenes-de-la-violencia
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