15 de Junio de 2024
[Por: Olga Consuelo Vélez]
El evangelio de hoy trae dos comparaciones campesinas para hablarnos del reino de Dios. Es el mismo Jesús quien usa el género literario “parábola” para darnos a entender la buena noticia que nos trae. El reinado de Dios no puede definirse con categorías precisas porque no es una teoría sino una vida, no puede plantearse en su totalidad porque no es algo dado sino un dinamismo en construcción. La primera parábola toma como protagonista el proceso de crecimiento de las semillas. Aunque es sembrada por un hombre, el grano tiene su propio dinamismo y crece y da fruto, independiente del cuidado de quien lo sembró. Los campesinos podrían afirmar que muchas veces la tierra es capaz de dar mucho fruto, aunque las condiciones no parezcan ideales. Tantas flores que nacen en medio del cemento, tantos frutos en medio de la maleza. Sin embargo, una cosecha excelente necesita del cuidado del sembrador. Pero en esta parábola el sembrador es Dios mismo. Es decir, el reino necesita nuestra acogida, pero es iniciativa divina que supera cualquier expectativa humana. Como toda parábola, no pretende decir todo sobre el reino, sino enfatizar en un aspecto. En este caso: la gratuidad del reino, la inconmensurable misericordia de Dios. La actitud que se nos pide es esa confianza infinita en el don que Jesús nos trae…
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Imagen: https://www.religiondigital.org/mi_vocacion/grano-mostaza_7_1842485739.html
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