[Por: Eduardo de la Serna]
Ya hemos señalado, en otra ocasión, que hay algunos mártires que son asesinados “en la ruta”, como es el caso de Angelelli, de Lucho Espinal, de Rutilio Grande, y otros que son matados “en el altar”, como es el caso de Carlos Mugica y Oscar Romero. No hace falta destacar que esos momentos son los escogidos por los asesinos, no por los asesinados, pero algo nos dicen ambos a nivel simbólico. Señalemos, sin embargo, que esto no debe exagerarse: no significa que Angelelli, Rutilio o Lucho descuidaran “el altar”, ni que Mugica o Romero le escaparan a “la calle”. Ambos grupos – por mártires – son una palabra de Dios para el ministerio en América Latina, y ambos – ¡juntos! – nos hablan…
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