Pascua del Padre Camilo Maccise

23 de Marzo de 2012

Acaba de dejarnos el hombre que sonrió en todos los continentes y llevó ánimo a los desalentados por el sistema. Llevaba consigo una felicidad paradójica. Sonreía y hacía sonreír a pesar de la tela de araña que lo acosaba. Cuando salía de sus silencios, era una delicia escuchar sus relatos, y oirle decir sin tapujos la verdad de aquello que ocurría. No tenía fijaciones. Dijo la verdad, fue testigo de la verdad y nunca pactó con la hipocresía. No se defendía a sí mismo, sino a sus hermanas y hermanos de calumnias, de ofensas (primero del Carmelo, después a sus hermanos y hermanas religiosos -como presidente de la Unión de Superiores Generales-, y, sobre todo a los más pobres y oprimidos del planeta). Camilo sabía demasiado, conocía los entresijos del poder… y por eso resultaba difícil atacarle, o condenarlo.




Acaba de dejarnos el hombre que sonrió en todos los continentes y llevó ánimo a los desalentados por el sistema. Llevaba consigo una felicidad paradójica. Sonreía y hacía sonreír a pesar de la tela de araña que lo acosaba. Cuando salía de sus silencios, era una delicia escuchar sus relatos, y oirle decir sin tapujos la verdad de aquello que ocurría. No tenía fijaciones. Dijo la verdad, fue testigo de la verdad y nunca pactó con la hipocresía. No se defendía a sí mismo, sino a sus hermanas y hermanos de calumnias, de ofensas (primero del Carmelo, después a sus hermanos y hermanas religiosos -como presidente de la Unión de Superiores Generales-, y, sobre todo a los más pobres y oprimidos del planeta). Camilo sabía demasiado, conocía los entresijos del poder… y por eso resultaba difícil atacarle, o condenarlo.

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