09 de Marzo de 2012
Ya estoy viendo a una amiga mía —joven y eficiente profesional, con la casa, los hijos y hasta el marido a cuestas, trajinando de la mañana a la noche 365 días al año, y uno más en este bisiesto— levantar las cejas y arrugar la frente con cierto desdén nada más leer la frase de entrada. Como si me dijera: "¿También tú eres de los que piensan que nos honráis concediéndonos galantemente un día de la mujer al año? ¡Hartas nos tenéis con vuestros días de la mujer y vuestro entero calendario!". por Joxe Arregi, Teólogo, DEIA,
Ya estoy viendo a una amiga mía —joven y eficiente profesional, con la casa, los hijos y hasta el marido a cuestas, trajinando de la mañana a la noche 365 días al año, y uno más en este bisiesto— levantar las cejas y arrugar la frente con cierto desdén nada más leer la frase de entrada. Como si me dijera: "¿También tú eres de los que piensan que nos honráis concediéndonos galantemente un día de la mujer al año? ¡Hartas nos tenéis con vuestros días de la mujer y vuestro entero calendario!". por Joxe Arregi, Teólogo, DEIA,
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