21 de Enero de 2024
[Por: Eduardo de la Serna]
En la Biblia encontramos un libro dedicado –no es el único- a una mujer, en este caso una extranjera de la zona de Moab: Rut. Esta mujer no es nunca más nombrada en toda la Biblia salvo al mencionarse la genealogía de Jesús, en el Evangelio de Mateo (1,5). Sin embargo, el llamado libro de Rut merece una lectura atenta que lo llena de sentido. Ubiquemos para empezar el libro: no se trata de una biografía sino de una parábola; y por lo tanto, el autor intenta “decir” algo a los destinatarios de un tiempo preciso. Desde la vuelta del cautiverio en Babilonia, un importante –y elitista- grupo judío, tiene una actitud sumamente crítica y despectiva hacia los “extranjeros”, es decir, los no judíos. Israel es el pueblo de la alianza, el que se mantiene fiel a la voluntad de Dios, el que obedece Su ley, el que es “amigo” de Dios. Por ejemplo, las normas legales obligan a que todo el que esté casado con no judía debe romper su matrimonio, ya que eso es contrario a la ley de Dios (Mal 2,10-12; Dt 7,3-4; 1 Re 11,1-2). Esta es la época en la que comienzan a aparecer las largas genealogías que tienen por finalidad mostrar la “pura sangre judía” de las personas. La parábola intentará, entonces, mirar desde otra perspectiva: desde una mujer y para más, extranjera…
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