15 de Diciembre de 2023
[Por: Francisco José Bosch]
En tiempos de tempestad, ha muerto Ledda Barreiro, la abuela de plaza de Mayo que marcó de búsqueda la ciudad de Mar del Plata. Es imposible tener el alma quieta, por la barbarie presente que se nos impone por la muerte que nos da su palabra.
Quiero compartir un mandato y una deuda que tuvimos con Ledda, a lo largo de 20 años. Ella me cambio la vida y me marcó un sentido, una orientación, inclinó mi destino. Le debo uno de las cosas mas lindas de mi alma: la búsqueda.
El mandato: buscar
La historia siempre es herencia que puede producir vida o un espiral de muerte. En la primera década del nuevo siglo, yo hacia mis estudios secundarios en una escuela parroquial de Mar del Plata, donde se ‘recuperaban’ la memoria de tres docentes desaparecidos. Dos de ellas, hermanas, maestras y catequistas. Las hermanas Jacue.
En ese contexto la ví llegar, su pelo rojizo, su mirada profunda, aguda pero inmensa en ternura. Éramos un montón de jóvenes estudiantes queriendo saber que había pasado en esa época oscura. Y ella, nos puso de frente al mal, pero buscando la luz hacia delante: ‘Nuestros nietos, están caminando entre nosotros, los estamos buscando. Y Vos, ¿sabes quién sos?’.
Tres años mas tarde, cuando yo había comenzado mi movimiento de dejar mi casa y mi cama, ella me escribió por e-mail (las mayúsculas son suyas):
MI DESEO MÁS FERVIENTE ES QUE EL DÍA QUE YA NO ESTEMOS, LOS JOVENES COMO USTEDES TOMEN LA POSTA EN NUESTRA LUCHA, Y CUANDO DIGO COMO USTEDES, ES LITERAL, TRANSPARENTES SIN QUERER LLEVAR AGUA PARA SU MOLINO, NI EL DE NADIE, SOLO Y NADA MENOS QUE ENCONTRAR A LOS NIETOS. CUANDO LOS CONOCÍ ES LO QUE VÍ, Y VEO A MUCHOS JOVENES, CREÁNME.
3 de abril de 2007
Nos sembró la búsqueda en el ADN. Luchar con ternura en su lenguaje era buscar. Y aquí estamos, encarnando esa herencia.
La ternura y amor de un ser humano con-movido
Ledda era una conmovida. Cualquiera que le haya sostenido la mirada sabe de lo que estoy hablando. Pasó por el infierno, toda su familia victima del terrorismo de estado y opto por el amor. No es romántico, es la verdad. Por eso nos tocó y transformó a muchos.
En 2010, luego de que en El Salvador matan a un militante ambiental, tenemos un entredicho por estar siempre de pie. Y ella, con inmenso amor, pone las cosas en su lugar:
HOLA, EN REALIDAD ME OBLIGO A ESCRIBIRTE, Y ES PORQUE ESTE DESENCUENTRO ME LLEVA A METERME PARA ADENTRO, A NO EXPLICAR NADA, A PENSAR QUE CARAJO PASA!!!!!!! MASAS DE GENTES CORRIDAS POR EL HAMBRE, DEAMBULAN POR EL MUNDO, EXPULSADOS, COMO SI FUERAN RATAS, MASACRES EN AFRICA QUE NO APARECEN EN NINGUN DIARIO, PORQUE PARA EL MALDITO SISTEMA SIMPLEMENTE NO EXISTEN, YA ESTAN MUERTOS. NUESTROS DESTINOS LOS MANEJAN DOCIENTOS TIPOS QUE SE REUNEN UNA VEZ POR AÑO.
Y EN MEDIO DE ESTE CAOS ALETEA UNA ESPERANZA, COMO EL PEQUEÑO CORAZÓN DE UN GORRIÒN, A VECES, SOLO A VECES, ME GUSTARIA DORMIR, SOLO ESO DORMIR. PERO NO PUEDO, TENGO QUE SEGUIR LA LUCHA, NO SOLO POR MI HIJA, POR LOS 30 MIL, POR MI NIETO ROBADO, POR LA TORTURA A QUE FUI SOMETIDA, DE ESA LA QUE NO SE PUEDE PONERLE PALABRAS. NO ME DUERMO PORQUE ME DUELE HASTA LO INDECIBLE EL SUFRIMIENTO HUMANO, PORQUE YO, HERMAN, SOY TAN CRISTIANA COMO VOS NO TE LO PODES IMAGINAR. Y VOS EN ESA TIERRA CASTIGADA Y YO EN LA MIA SEGUIREMOS LA MISMA LUCHA, QUE SEGUIRA Y SEGUIRA. UN ABRAZO LEDDA
14 de enero de 2010
Su sentir primero, su corazón en primera línea, sin sacarle el cuerpo al caos. Sintiendo como propio cada dolor de nuestra especie. Y al tiempo, lavando la mirada para ver la esperanza en medio del caos.
Con esa hoja de ruta, aun con los ojos vidriosos, no tenemos como perdernos Abuela. Nos dejaste el mapa de un tesoro para tiempos convulsos.
La deuda es de amor
Fueron años de buscar juntos, de aprender, de mirarnos mucho. También de mimarnos. En 2014, cuando yo estaba lejos, y frente al encuentro de un nieto, le regale el cuento que dejo abajo y ella respondió:
“mi amado herman, estas conmigo siempre, tenemos otro nieto que recupero su libertad, quién te dice que pronto yo tenga el privilegio de conocer al hijo de mi hija y no reconozcamos en la mirada y en el amor tanto tiempo postergado.
te quiero y te pienso siempre. Ledda” 7 de agosto de 2014
Hoy despedimos a Ledda. Es la orfandad de los que tuvimos el regalo de su ternura. Pero también es la deuda de amor, de los que nos sentimos mimados por su mirada.
Del amor que brota de los resucitados no hay vuelta. Ella pasó por el infierno y construyó la redención del amor de las buscadoras. A ese movimiento invencible, le llamamos ‘Abuelas de Plaza de Mayo’. Somos sus nietos.
Gracias Ledda, enorme sea el abrazo con los que allí te esperan, para enjuagar todas las lagrimas.
PD. Había una vez, dos veces y mil veces, una abuela muy tierna y muy Otra (2014)
Esta abuela, había sido joven, bella y picara, amaba la vida. Jugaba en los campos, corría a las nubes y soñaba en los horizontes. Sus días pasaban cargados de soles, y sus noches eran un abrazo eterno en la ternura de la luna.
La Abuela, todavía joven, no supo vivir sin los otros. Aprendió a amar la vida en los otros, y se enamoró tanto de ellos y ellas, que se lanzo sin dudarlo en ese cauce del amar… perdón, quise decir del luchar.
Y paso sus días entre ese amar-luchar, que nunca supo diferenciar. Y cada vez que acariciaba el arcoíris que la impulsaba, ese se desvanecía en mil poesías y la desafiaba nuevamente a “seguir andando”. Y así fue, la abuela no se detuvo… y fue dejando su juventud, hasta ponerse así como dicen “adulto”. Y ella que mucho caminaba, encontró un compañero y de la mano, siguieron amando-luchando, y ese camino se pario en ternura. Y ella nació, con cara tímida miro el sol, y sin poder caminar todavía, ya acarició ese arcoíris que mantenía en camino a sus papas.
Y según cuentan los más antiguos, el tiempo pasó y la niña creció, y también supo caminar y tomarse de la mano, para no hacerlo sola. Porque parece que el camino, se volvía horizonte, solo caminando de la mano. Y así fue…
Pero una noche, el agua llegó. Lo obscuro de la tierra cubrió el cielo todo, y las nubes tomaron los suelos. El sol se escondió y la luna entró en huelga de princesas. El arcoíris se destiñó, y sus colores corrieron por los ríos, hasta perderse en el mar. Los pocos ganaron de miedo al mundo. Eso, que movía el corazón de la abuela y de su hija, se volvió más lejano y por ello más urgente.
El egoísmo, gano en el corazón de los pocos y decidieron acabar con los Otros. Y en ese “plan de idiotas”, la abuela y la hija se perdieron de vista. El abuelo y la abuela también. La esperanza que estaba por parir la hija, también fue arrebatada. Todo pareció hundirse, todo perdió su color…
En la soledad y el dolor, algunos encontraron por lo bajo una luz. En ellos, y en los otros que moraban en el silencio cómplice de la resistencia. Esa luz, como fueguitos, fue ardiendo en esa leñita seca, que era el corazón de esos otros y otras. Ese fuego, encendió la llama de la dignidad, de la memoria, de la resistencia, de la esperanza y del amor. Encendió, lo que los pocos buscaban apagar.
En el silencio, la verdad ardió. Pero solo en la clandestinidad. Para mientras se mezclaba el agri-dulce que “sostenía” en el dolor de lo “inhumano”. Y en ese misterio, los calendarios le ganaron a la impaciencia. Y el día llegó…
La flor de la palabra, de esa abuela muy otra, sembraba un árbol necio y terco. Ese árbol crecía más rápido que su sombra, y en ella se comenzaban a cobijar muchos. Los pañuelos volvieron a secar las lágrimas de nuestra ingenuidad y liberaron el pelo al son de los vientos. Los ocultos mostraron su rostro y ya no hubo lugar para el olvido, porque la memoria ganó el mundo. Y las hojas al caer del árbol, dibujaban en lo bajo, una certeza: NUNCA MÁS.
Y cuando eso pasó, el amor gestado en la subversiva esperanza, daba sus frutos para todos. Y en la dignidad de la resistencia de la abuela y en la ternura viva de la hija, nacía el retoño del escándalo: el abrazo que nos salva.
Chin Pum
Francisco Bosch
un buscador, un nieto
Pie de imagen: la foto es con Diego y con la Abuela, en marzo de 2006, cuando obediencia de vida y punto final, todavía impedían buscar a plena luz del día.
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