01 de Diciembre de 2023
[Por: Leonardo Boff]
Hemos presenciado el 7 de octubre un acto terrorista contra Israel, perpetrado por el brazo armado del grupo Hamas de la Franja de Gaza, que es también una forma convencional de organización civil de la sociedad que administran. La venganza del Estado sionista de Israel, dirigida por B. Netanyahu, está siendo tan asimétrica y desproporcionada que, según la misma ONU, representa un verdadero genocidio del pueblo palestino de la Franja de Gaza con muerte de miles de niños inocentes, de civiles y destrucción de gran parte de las casas.
Se ha vuelto un Estado terrorista.
Crece por todo el mundo una ola de fundamentalismo, asociado al terrorismo y, en su forma extrema, al genocidio.
Comencemos con el fundamentalismo.
El fundamentalismo no es una doctrina, es una forma excluyente de ver la doctrina. El fundamentalista está absolutamente convencido de que su doctrina es la única verdadera y todas las demás, falsas. No teniendo éstas derechos, pueden y deben ser combatidas. Cuando alguien se considera portador de una verdad absoluta no puede tolerar otra verdad y su destino es la intolerancia que degenera en desprecio del otro, agresividad y eventualmente guerra.
Es lo que ocurre con una parte del judaísmo llamada sionismo, que pretende un estado solo de judíos. Este dice que la tierra de Palestina fue entregada por Dios a los judíos y estos tendrían derecho a un estado exclusivamente de ellos. En función de eso, ocupan las tierras de la Cisjordania, expulsan a sus habitantes árabes, quitándoles sus casas y todo lo que tienen dentro. El sueño del sionismo raíz se propone crear un estado judío del tamaño del de los tiempos del rey David. Una parte de los palestinos y de los árabes de la región creen tener un derecho secular y rechazan reconocer a Israel como Estado, por ser usurpador.
Declaran el propósito de defender y recuperar sus tierras expropiadas y para eso se arman y realizan actos de violencia, llegando al terror, como respuesta al terror que ellos sufren por parte de los radicales judíos desde hace 75 años.
¿Cuáles son las características del terrorismo? Lo singular del terrorismo consiste en la ocupación de las mentes.
En las guerras no bastan los bombardeos aéreos, como podemos ver en los centenares de raids aéreos israelíes. Es preciso ocupar el espacio físico para imponerse efectivamente. Así fue en Afganistán y en Irak y ahora en la Franja de Gaza por parte del ejército israelí. En el terror, no. Basta con ocupar las mentes con amenazas que producen miedo, internalizado en la población y en el gobierno. Los norteamericanos ocuparon físicamente el Afganistán de los talibanes y el Irak de Saddam Hussein, pero Al Qaeda ocupó psicológicamente las mentes de los norteamericanos. Osama Bin Laden, que entonces estaba todavía vivo, el día 8 de octubre de 2001 afirmó: “A partir de ahora, los Estados Unidos nunca más tendrán seguridad, nunca más tendrán paz”.
Para dominar las mentes por el miedo al terrorismo se sigue la siguiente estrategia:
(1) los actos tienen que ser espectaculares, en caso contrario, no causan una conmoción generalizada;
(2) aunque odiados, deben provocar estupefacción por la sagacidad empleada;
(3) deben sugerir que fueron minuciosamente preparados;
(4) deben ser imprevistos para dar la impresión de ser incontrolables;
(5) los autores deben permanecer anónimos (usar máscaras) porque cuanto más sospechosos, mayor el miedo;
(6) deben provocar miedo permanente;
(7) deben deformar la percepción de la realidad: cualquier cosa diferente puede configurar el terror. Un árabe en un avión fácilmente es visto como terrorista y son alertadas las autoridades. Después, se ve que era un simple ciudadano.
Formalizando: terrorismo es toda violencia espectacular, practicada con el propósito de ocupar las mentes con miedo y pavor. Además de la violencia, lo que se busca es su carácter espectacular, capaz de dominar las mentes de todos.
De modo general, el terrorismo es la guerra de los débiles, de los siempre dominados y humillados. En el límite, como actualmente en la Franja de Gaza, no les queda otra alternativa sino resistir y cometer actos de violencia. La resiliencia tiene sus límites.
Tememos que, después de esta violencia genocida de Israel en la Franja de Gaza segando la vida de tantas víctimas inocentes, especialmente miles de niños y de mujeres (el 68%) y también de civiles, sucedan actos de terror contra los judíos o irrumpa un antisemitismo, semitismo que no debe ser identificado con el sionismo-raíz.
Dios nos libre de este horror que suscita el espíritu de venganza y la espiral de la violencia asesina.
Dada la virulencia que los países militaristas aplican a quienes se oponen a ellos, especialmente representados por los estadounidenses, es de temer que el terrorismo se vuelva una expresión permanente en muchos países dominados. El terrorismo no nace por sí mismo. Es la explosión de una dominación y humillación tan desenfrenadas (violencia primera) que los que las sufren no ven otra alternativa sino rebelarse, algunos hacerse hombres-bomba y practicar actos de terror (violencia segunda).
La respuesta de los países dominadores es responder de forma más violencia todavía, haciendo guerras híbridas y absolutamente asimétricas con las armas más modernas, matando indiscriminadamente, arrasándoles a los dominados sus casas y cometiendo verdaderos genocidios, asesinando a niños y personas mayores que no tienen nada que ver con la guerra, destruyendo templos, hospitales, escuelas y centros de cultura. No es una guerra del fuerte contra el débil, sino crímenes de guerra y un genocidio real por parte del fuerte.
*Leonardo Boff ha escrito El doloroso parto de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad sin fronteras y de amistad social, Vozes 2021; Comensalidad y la cultura de la paz, Vozes 2015.
Traducción de Mª José Gavito Milano.
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