09 de Noviembre de 2023
[Por: Juan José Tamayo]
El 5 de noviembre falleció en la Ciudad de México a las 89 años Enrique Dussel, uno de los intelectuales más creativos de nuestro tiempo en las diferentes disciplinas que cultivó: filosofía, teología, ética, historia y ciencia política, figura clave de la teología y la filosofía de la liberación en América Latina y uno de los principales referentes del giro decolonial y, en el campo político, de la izquierda latinoamericana.
Nacido en Mendoza (Argentina) en 1934, se doctoró en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, cursó la licenciatura en Teología en el Instituto Católico de París y obtuvo el doctorado en Historia en la Sorbona. Vivió dos años en Nazaret, el pueblo de Jesús de Nazaret, donde siguió la espiritualidad de pobreza y desprendimiento de Charles de Foucault y Paul Gauthier y trabajó como carpintero en una cooperativa árabe.
“1959-1961 -comenta Dussel- son los dos años más plenos de mi vida. Trabajo manual 10 horas al día. Oración intensa. Camaradería como en los tiempos del fundador del cristianismo. Estudio vivo del hebreo; lectura en la lengua de Jesús. Visita semanal a la sinagoga, donde [Jesús], desenroscando el rollo, leyó: ‘Ruaj Adonai alay…!’ (¡El Espíritu del Señor está sobre mí y me ha ungido para dar la buena noticia a los pobres…! […]. Todo lo que después la teología de la liberación expresará teóricamente lo viví por anticipado con Paul en Nazaret [..]. Todo el resto de mi vida, los últimos 60 años tienen su raíz en Nazaret”. Bellísimo recuerdo fundante de la larga vida de Enrique Dessel.
De vuelta a Argentina ejerció la docencia universitaria durante varios años y asumió compromisos eclesiales y políticos que le enfrentaron a la dictadura militar en Argentina, de Onganía a Levingston y Lanusse. Él y su familia sufrieron un atentado con bomba en su casa causado por el “comando Ricci” -movimiento obrero de extrema derecha- y fue expulsado junto a otros compañeros de la Universidad Nacional de Cuyo, donde fungía como profesor de Ética. En 1975 se exilió a México donde ejercicio la docencia en varias universidades y obtuvo el merecido reconocimiento intelectual no solo a nivel latinoamericano, sino mundialmente.
Teniendo en cuenta su formación y sus investigaciones interdisciplinares, numerosos fueron los campos en los que brilló con luz propia. Aquí destacaré cuatro que ejercieron una importante influencia en la teología mundial europea y en mi propia teología: la historia de la Iglesia latinoamericana, la teología de la liberación, el giro decolonial y la filosofía de la liberación.
Dussel es considerado, con razón, uno de los principales inspiradores de la nueva historia del cristianismo latinoamericano, cuya primera obra fue Hipótesis para una Historia de la Iglesia en América Latina, escrita en Münster, mientras seguía las clases de Joseph Ratzinger, publicada por la editorial Nova Terra en 1967 y ampliada en la segunda edición unos años después con el nuevo título Historia de la Iglesia en América Latina. Coloniaje y Liberación 1492-1973.
Posteriormente participó en la creación de la Comisión de la Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA), de la que fue presidente de 1973 a 1993 y para la que escribió Introducción general a la Historia de la Iglesia en América Latina, tomo I/1 CEHILA-Sígueme. El proyecto cuenta con numerosos volúmenes, primorosamente editados por Sígueme, en los que colaboran prestigiosos historiadores latinoamericanos y caribeños. Es una historia completa, que recupera los hitos más importantes del cristianismo liberador latinoamericano y sus figuras proféticas más relevantes, desde Bartolomé de Las Casas hasta el arzobispo mártir de San Salvador monseñor Romero, así como la praxis de los cristianos y cristianas en los movimientos de liberación. Está escrita desde los pobres como lugar social y hermenéutico y como criterio ético desde el que juzgar a los colonizadores.
Dussel pertenece a la primera generación de teólogos latinoamericanos de la liberación, que cultivó ininterrumpidamente durante sesenta años y parte de lo que la realidad muestra y revela: por una parte, el hecho generalizado de la opresión de las mayorías populares; por otra, la defensa de los derechos de las personas y los colectivos a quienes se les niegan sistemáticamente. Es una teología que surge desde la praxis de liberación, una teología ética, pensada desde la periferia y critica del engreimiento de la teología europea por estar poseída de “una universalidad unívoca” y negarse a escuchar a los otros, a quienes considera “bárbaros”.
Consideraba que ya no era sostenible la epistemología de la teología de la liberación de la década de los sesenta del siglo pasado. Por ello dedicó sus últimos veinte años a recrear, desde la realidad latinoamericana periférica, más miserable y explotada que en la década de los sesenta, lo hecho por la primera teología de la liberación de la segunda mitad del siglo XX, renovando sus supuestos filosóficos y de ciencias sociales y trabajando por una nueva fundamentación ético-epistemológica.
Dussel fue el teólogo latinoamericano que con más rigor y de manera más sistemática ha reflexionado sobre el impulso de Marx y del marxismo al discurso teológico y considera que la crítica de Marx a la religión es una crítica fetichista que recupera las tradiciones anti-idolátricas del viejo Israel y puede ser asumida por un cristianismo profético y liberador. A su juicio, Marx sostiene objetivamente un discurso teológico implícito negativo y metafórico, pero no por ello menos pertinente. Metáforas teológicas de Marx es su obra más emblemática sobre el tema.
La principal aportación de Dussel al giro decolonial es su propuesta de la transmodernidad en oposición a la posmodernidad de algunos intelectuales del Norte. Dussel no cree posible aplicar, imitar o desarrollar la Modernidad en otras culturas, ya que ella es inseparable de la colonialidad y se constituye en la dominación de las culturas periféricas y coloniales. Cree necesario superar radicalmente la Modernidad y converger en una nueva Edad de la humanidad donde las culturas habrán de respetarse como iguales en una cultura mundial pluriversal que pueda articular todas las culturas existentes en la semejanza. Para ello propone un diálogo filosófico de las culturas del Sur, Sur-Sur y Sur-Norte, El resultado es la descolonización de la cultura, de la epistemología y de la tecnología. Aboga también por la descolonización epistemológica de la teología.
Pero quizá la aportación más importante y creativa de Dussel sea su contribución a la filosofía de la liberación en la que tuvo una influencia fundamental el filósofo mexicano Leopoldo Zea, a quien identifica como “el gran maestro del pensar latinoamericano”, Fue él, al decir de Jorge Zúñiga, quien “despertó a Dussel del sueño eurocéntrico, haciendo del pensamiento del filósofo mexicano parte integrante de su filosofía de la liberación, llevándolo por caminos de mayor complejidad conceptual y reflexiva”.
La filosofía latinoamericana de la liberación es, en palabras del propio Dussel, “la primera realmente postmoderna y superadora de la europeidad […], una filosofía de la liberación de la miseria del hombre latinoamericano”, que es, al mismo tiempo, “ateísmo del Dios burgués y posibilidad de pensar un Dios creador fuente de la liberación misma”. Afortunadamente disponemos hoy de su obra completa de filosofía de la liberación en el libro editado por Akal Filosofía de la liberación. Antología.
La ética y la política son dos de los temas mayores de la reflexión filosófica y teológica de Dussel en diálogo crítico y simétrico con algunos de los pensadores más relevantes de nuestro tiempo: Lévinas, Ricoeur, Apel, Vattimo, Taylor, etc. Ese es sin duda uno de sus más importantes legados que nos deja y que podemos leer en obras como Ética de la liberación en la edad de la globalización y Política de la liberación, editadas por Trotta.
Juan José Tamayo es emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, teólogo de la liberación y autor de Teologías del Sur. El giro descolonizador (Editorial Trotta).
Publicado en Diario El País, 8 de noviembre de 2023.
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