Discernir los dinamismos que humanizan y los contrarios

15 de Octubre de 2023

[Por: Armando Raffo, SJ]




¡Con que saben discernir el aspecto del cielo y no pueden discernir los signos de los tiempos! (Mt. 16,4) La frase citada es la respuesta de Jesús a los fariseos que le habían pedido que les mostrase una señal del cielo. La crítica que les hace, sin ser agresiva, deja ver que son buenos para unas cosas y malos para otras. En pocas palabras les dice que son buenos para interpretar el aspecto del cielo, es decir, todo lo relativo a las condiciones climáticas que eran y son importantes para la agricultura, pero no con respecto a los dinamismos de los colectivos humanos.

 

Conocer los signos que se sucedían en la bóveda celeste, eran importantes para tomar decisiones relativas a las cosechas, la crianza de animales y la posible ocurrencia de trastornos climáticos que pudieran afectar la vida de los pueblos en general. Simplificando un poco, podríamos decir que Jesús les dijo que eran muy buenos a la hora de entender el aspecto del cielo que les podría ayudar a mantener sus vidas y su bienestar en general, pero no con respecto a los signos de los tiempos, como una invitación a vivir de otra manera.

 

Con el avance de las ciencias climatológicas y los distintos instrumentos que permiten prever las situaciones que pueden suceder, no es necesario que seamos expertos en discernir el aspecto del cielo. Es claro, así mismo, que cuando Jesús se refiere a los signos de los tiempos, alude a la situación cultural y existencial del pueblo judío de aquella época.

 

Cabe recordar que en aquel entonces los judíos estaban sometidos al imperio romano y que, además, estaban divididos en unos cuatro grupos que subrayaban distintos aspectos de la fe judía. En ese contexto es que debían preguntarse por los signos de los tiempos, que es lo mismo que decir que habrían de reflexionar sobre su postura en aquel horizonte tan convulsionado como desafiante. Jesús nos invita a discernir los signos de los tiempos y no los climáticos. Jesús nos invita a preguntarnos por lo que los tiempos requieren de nosotros para vivir con sentido.

 

No se trata, pues, de conocer la situación del clima para prever cómo cuidar nuestras cosas y proyectos, sino de preguntarnos por el llamado implícito que los signos de los tiempos entrañan para nosotros. Signos que nos invitan a conocer las distintas políticas sociales y los dinamismos culturales que son promovidos por distintos centros de poder.  

 

La queja de Jesús, pues, es un llamado potente a preguntarnos por los signos de los tiempos relativos a la justicia, la defensa de las distintas culturas, el cuidado del medio ambiente y la vida humana en general.

 

Cabe notar, asimismo, que hemos llegado a conocer y prever la evolución del clima en distintas partes del mundo y no a promover, en forma decisiva, el bienestar de todos los seres humanos. Lamentablemente notamos que cuando el mundo está muy interconectado, se muestra más injusto que nunca. Cuánto más conocemos el peligro de la contaminación ambiental, más insistimos en los procesos que la causan. Cuánto más nos sabemos partícipes de un mundo globalizado, más personas se ven afectadas por la pobreza y más abandonan sus países y culturas en busca del pan o de supuestos placeres que otros países y culturas ahítas habrían de proveer.

 

Estamos invitados por el mismo Jesús a discernir los signos de los tiempos en relación a la vida de los seres humanos que habitan el planeta. Jesús se refiere a la importancia de discernir los dinamismos que deshumanizan de aquellos que humanizan. Se trata de reconocer que nuestro planeta es como un barco en el que las personas se ubican en distintas reparticiones y con distintas posibilidades y responsabilidades, pero sin la posibilidad de subirse a otro. Todo el mundo está interconectado y lo que ocurre en un lugar afecta en los otros. Discernir los signos de los tiempos debe comenzar por asumir que no estamos en compartimentos estancos al punto de asumir que lo que hacen unos afecta, necesariamente, a otros de una forma o de otra.

 

Todos sabemos que hay iniciativas muy laudables de personas y colectivos que ya han reconocido signos que les han movido a promover iniciativas con miras a revertir procesos que, promoverán la degeneración del planeta y del ser humano. Reconocer el mundo como un todo interconectado e interdependiente es uno de los signos que hemos de atender si pretendemos hacer algo por la dignidad de todos los seres humanos.

  

 El reproche que Jesús hace a los suyos según el evangelista Mateo, podría ser entendido como una invitación a preguntarnos por los dinamismos que humanizan y por aquellos que deshumanizan, tanto a nivel personal como global. Más aún, quién no se atreviera a realizarse esa pregunta con sinceridad y decisión, estaría dañando algo serio de su propia dignidad como ser humano.

 

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