Acercamientos primeros a Laudate Deum (o caminar hacia el humanizar la humanidad endiosada)

07 de Octubre de 2023

[Por: Luciano Troncoso Gutiérrez | Amerindia Chile]




El día 04 de octubre, en la fiesta del hermano de la Creación, Francisco de Asís, se hizo publica la exhortación de Francisco llamada Laudate Deum, que muchos han propuesto como una segunda parte de Laudato Si’. Este escrito es una exhortación, una llamada a todas las personas de buena voluntad, ante un hecho que a todas luces se hace angustiante: la situación ecológica a nivel mundial ha empeorado, a niveles de un cuasi imposible retroceso.

 

Quiero hacer discurrir en este escrito algunas ideas que resonaron en la lectura de este documento, puesto que pueden ayudar a una reflexión en profundidad desde un documento que, a primera vista, parece breve y menos “teológico” (si entendemos lo “teológico” como el lenguaje abstracto, arcano, académico, que muchos aducen como el único posible para estos escritos; menuda, por lo demás reducción).

 

Claridad y defensa

 

Destaco, en primer lugar, lo incisivo del documento. No se va en análisis profundos y enrevesados: da directo al grano “al hueso” como se dice en mi país. No pretende sino mostrar con descarnada claridad lo que está sucediendo hoy, la tragedia que se viene si no hacemos algo, todos, cada una/o de los habitantes del planeta.

 

Es admirable la crítica de Francisco contra quienes ridiculizan o critican los esfuerzos de hombre y mujeres en favor del cuidado de la Casa Común: “En los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación” (LD 6). No escatima en advertir que quienes realizan estas acciones de crítica burlesca pertenecen también al ámbito eclesial católico (cfr. LD 16). Es algo que se escucha y se publica en las páginas más integristas del mundo católico… Pero Francisco está bastante enterado, y no duda en lanzar sus palabras en pos de lo que ya hablaremos más adelante.

 

Las críticas al capitalismo neoliberal son, quizá, una de las más abiertas y contundentes salidas de la pluma del hermano obispo de Roma. La actual crisis ecológica encuentra su sumun en las políticas tecnocráticas que han hecho dogma el crecimiento infinito e incontrolable que “ha entusiasmado a tantos economistas, financistas y tecnólogos” (LD 20, cfr. LS 106). La economía del crecimiento tumoral ve en todo como un simple recurso a explotar hasta el agotamiento, y en donde “todo lo que existe deja de ser un don que se agradece, se valora y se cuida, y se convierte en un esclavo, en víctima de cualquier capricho de la mente humana y sus capacidades” (LD 22).

 

Fantasías

 

La labor de las redes sociales, del marketing, la información falsa, ha convertido la decadencia ética del poder (cfr. LD 29) en los valores de la sociedad de mercado, en donde existen aparentes beneficios para todos, aunque, en realidad, sean los grupos económicos los que se lleven las ganancias, entregando a las comunidades “una tierra arrasada; unas condiciones mucho más desfavorables para vivir y prosperar; una región desolada, menos habitable, sin vida y sin la alegría de la convivencia y de la esperanza; además del daño global que termina perjudicando a muchos más” (LD 29).

 

Esta sección me ha dejado impactado:

 

La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad. En los últimos años podemos advertir que, aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos (LD 31).

 

La transcribo entera, puesto que en ella hay una palabra que ha llamado mi atención: “disfrazada”. Disfraz en portugués es fantasía, lo que me lleva a pensar en el poder de ilusión con que los poderes de este mundo nos hablan de que todo está bien, de que nada va a ocurrir y de que el progreso sin control, los mercados sin regular, el crecimiento sin fin, van a traer la esperada prosperidad y el fin de la pobreza. Fantasía: sólo son disfraces para ocultar el drama que está ocurriendo ahora, en su barrio, ciudad, país… en nuestro mundo. Los falsos profetas de la felicidad son peligrosos, y en LD 31 están señalados directamente.

 

Caminos de conversión

 

Quiero quedarme también con un itinerario implícito, pero que aflora en varios párrafos de Laudate Deum, sobre todo desde aquellos que apelan a la sabiduría cristiana, al Evangelio y al camino de las comunidades cristianas desde el quehacer teológico como pastoral. Caminos que debemos transitar para que este mundo pueda ser la casa de todas y todos los seres humanos y otro-que-humanos:

 

a)    Desde la ternura de los gestos y palabras de Jesús, es importante ver a cada ser que aparece como un compañero, es decir, alguien con quien caminar el camino de la ternura con las hermanas y hermanos animales, vegetales, cósmicos (cfr. LD 1), compañeros de camino, y no víctimas (cfr. LD 15) … No dejo de pensar y evocar al hermano sol, hermana luna, las bellas expresiones del Pobrecillo de Asís que superan el temor de los redactores de Gn 1 16-18. No son divinidades poderosas y con capacidad de aniquilar lo humano y la creación entera, son amados hermanos y compañeros de caminar.

 

b)   Desde nuestras reflexiones, pensares y sentires, y a la manera en que nuestros pueblos primeros nos enseñan, debemos caminar un camino de sabiduría, para hacernos más sabios y poder captar la red delicada, sutil y vital de todas las cosas, en sus múltiples relaciones (LD 63). Esta sabiduría forma una interacción sana entre las y los humanos con el ambiente, “creando” ambiente; es decir remodelando de acuerdo a sus necesidades sin destruirlo ni ponerlo en peligro” (cfr. LD 27).

 

c)    El camino de la comunión es reconocer el engaño de la tecnocracia neoliberal (y de todo sistema que procure el crecimiento a toda costa) y que el ser humano, ser con valor único y central, no se sitúa en la cúspide de una jerarquía en donde aparece dominando al resto de los seres vivos (y a otros humanos, como la mujer). LD 67 evoca, en ese sentido, un antropocentrismo situado, expresión que es un gesto primero, tímido pero muy importante, de una ruta hacia una superación, por parte del magisterio eclesial, del antropocentrismo que la misma teología ha alimentado y que, tanto en su versión religiosa como secular, ha cimentado toda la crisis ecológica actual.

 

d)   Esto se relaciona con otro itinerario a caminas juntas y juntos, “el camino de la reconciliación con el mundo que nos alberga” (LD 69), con la tierra, el agua, plantas y animales, con los ecosistemas del cual formamos parte, como un tejido vital que estamos, muchas veces, tentados de romper. Por ello, el camino de la reconciliación es también el camino metanoético, el de la conversión ecológica: “recordar que no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas” (LD 70).

 

e)    Como consecuencia, debemos tomar el camino del cuidado mutuo, como transitar del camino de la metanoia ecológica, generador de gestos que, sonoramente semejante, gestan procesos transformadores desde las profundidades de la sociedad (cfr. LD 71).

 

Liberar la creación: coraje para asegurar/nos

 

Creo que hay dos palabras que debemos también hacer brotar del texto, como invitación a todas las personas de buena voluntad que navegan por las breves pero potentes llamadas de Laudate Deum: Coraje y asegurar:

 

a)    Coraje, porque para los cambios que se hacen urgentes se requiere valor, abandonar costumbres, maneras de existir que destruyen la vida de las/los pobres y de todo ser que habita nuestro planeta. No basta el asombro y quedarse hundido en una conmoción emocional (cfr. LD 56), es urgente la “sana ‘presión’” (cfr. LD 58) … o la santa indignación. Un coraje que no escatima en acciones, en el fondo, y que no se queda en la mera exhortación (!), las cuales abundan en cada encuentro mundial en torno al cambio climático. Ni el dinero (que no se come ni garantiza la supervivencia de todo ser) ni las buenas intenciones son útiles: hoy se requieren hechos, caminos de conversión, como los mencionados anteriormente.

 

b)   Asegurar, según la RAE, es en su primera acepción “hacer que alguien o algo queden seguros o firmes”. En esa firmeza deben ponerse los países y gobiernos del mundo, en clave de una nueva multilateralidad no imperial y desde abajo (cfr. LD 38), señalados en LD 37 al 43. Pero ese asegurar es también volcar la seguridad no en las supuestas bondades de un modelo que, a la larga, ha sido el que ha provocado el camino al desastre actual. Y en esto, la “armadura de los recursos económicos que han conseguido con su capacidad y progreso” (LD 32) no son más que actitudes inseguras arropadas de progreso, crecimiento y meritocracia que, a la larga, generarán los cuestionamientos de nuestras y nuestros hijos por lo que hicimos o no.

 

Finalmente, recalcar que el texto no termina con alguna oración, alguna plegaria, ya sea desde la tradición cristiana católica, como de otras iglesias cristianas o de otras realidades espirituales. El final, podríamos decir, es seco, es claro y tajante: “‘Alaben a Dios’ es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo” (LD 73). Termina como comienza, citando el verso “alaben a Dios”, como cerrando el círculo de todo lo expuesto, y mostrando que la solución de todo es reconocernos como seres humanos, surgidos desde el corazón del Misterio, hermanados desde la comunión familiar que nos mueve al respeto sagrado, cariñoso y humilde por todo el cosmos (¡Somos parte de él, no olvidar!). Siendo seres humanos, y no ídolos de la autonomía, todopoderosos e ilimitados, podremos salvar nuestro hogar terrestre y no ser una amenaza para los otros seres de nuestro mundo-hogar. Aún hay esperanza.

 

Imagen: https://www.vidanuevadigital.com/2023/10/04/el-hartazgo-del-papa-francisco-en-su-exhortacion-laudate-deum-basta-de-poner-remiendos-al-cambio-climatico/

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